Quiso la buena fortuna que las inclemencias del tiempo hicieran una pausa en el patio de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac) en la noche del sábado, para que el concierto Mi suerte, de la solista Oristela Pérez Betanzos y sus invitados, pudiera materializarse.

Ya se sabía que iba a ser un suceso especial. Los esfuerzos y las ganas puestas sobre él, desde su concepción, superaban toda normalidad. Y no era para menos. Por ello se desvivieron desde el equipo técnico de la Televisión Avileña (TVA) con Aracely Sol Medina al frente, Amarilys Reyes Alejo, los de Latin Luli’s Production, Artes Escénicas, y hasta la misma Oristela, que movía los hilos y tomaba importantes decisiones.

Por ello, la arrancada fue fundamental desde la simulación escénica de la revista musical que tuvo su primera temporada en la TVA, en los meses de julio y agosto, y bajo el liderazgo de Aymée Rabaza Romeu.

Y como concierto, más que canciones, se quería trasladar a un proscenio los distintos momentos de este espacio televisivo, con algunos de sus invitados y otros que, ocasionalmente, se tuvieron en cuenta. Además de dar cierre a esta primera temporada veraniega de una revista que gustó a los avileños según encuestas.

Mas, hubo canciones bien escogidas e interpretadas magistralmente por la propia Oristela, Estrellita Vergara, Marlenin Pina, Héctor Luis de Posada, Oscar Solís Falcón, Raidel Castillo, Denys Lewis y un fragmento de la agrupación Corávila.

Existió, también, una escenificación vistosa. Concebida sobre los colores amarillo, naranja y algo de rojo, en algún momento se notaba no tan funcional para la entrada y salida de los invitados o para el movimientos escénico de Oristela. Pero tuvo su encanto y fue muy bien acogida por el público.

Loable fue todo el trabajo de divulgación desde los medios de comunicación tradicionales, hasta en las redes sociales de Internet, donde cada institución involucrada tuvo sus hitos, subiendo contenidos acordes al proceso de preparación del concierto y del suceso en sí, hasta con una transmisión online desde la Uneac.

Aplaudible, también, la presencia y gestión de los colaboradores y patrocinadores. Sin ellos, nada de esta función especial hubiera sido posible.

Solo fue lamentable el sonido de este concierto. Molestos explotes de micrófonos y las entradas de backgrounds en desface, que no permitieron, por ejemplo, que el guitarrista concertista Oscar Solís empezara con suficiente tiempo su interpretación.

Pero este y otros detalles que pudieron enturbiar el espectáculo, solo fueron parte de lo que ocurre en vivo, cuando se trabaja para un público exigente.

Y el avileño que estuvo esa noche y vio a sus cantantes interpretar, con deseo y profesionalismo, canciones ya arraigadas a nuestra cotidianidad, sabrá valorar en su justa medida.

Hermoso el momento en que algunos de los integrantes de Corávila subieron a escena y colmaron de excepcionalidad cada rincón de ese patio. El espectador se notó conmovido y feliz. Tras los aplausos y la ovación, quedaba en evidencia que Corávila seguía siendo una agrupación de referencia por su calidad vocal y su prestigio.

La verdad es que el concierto se dio, y se dio muy bien, con todo y los vaticinios e influencias para que no se efectuara. Por suerte para el avileño ávido del buen arte, sus organizadores no transigieron a las presiones. Los aplausos dijeron la última palabra.

Tomado de Invasor

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *