Con el inicio por el occidental territorio de Matanzas de las conferencias provinciales, en su etapa decisiva entró el proceso orgánico 22 Congreso de la Central de Trabajadores de Cuba (CTC), la magna cita de la población laboral que tendrá sus sesiones finales en abril del próximo año.

Durante viernes y sábado, un total de 200 delegados de todos los sectores de la producción de bienes y de los servicios debatieron sobre cómo movilizar mejor en los colectivos para satisfacer los planes físicos, los ingresos estatales e individuales, en ese legítimo deseo de recobrar la capacidad de compra del salario.

Los trabajadores son a la Re­volución lo que la raíz a los ár­boles. Solo con ellos es posible crecer económicamente, lograr consensos y movilizar ideas que permitan cumplir ese principio cardinal de “luchar por la mayor justicia social”, a partir de sen­tir que el trabajo honrado es la principal fuente de riqueza per­sonal, familiar y de una sociedad socialista.

Este fin de semana comenzó en Matanzas la última etapa ha­cia el 22 Congreso con el inicio de las Conferencias Provincia­les. Tocó a los yumurinos ese privilegio y el debate fue sin adornos ni medias tintas. No son tiempos de luces montadas para escena, sino de proyectar cómo vamos a ser más laboriosos, efi­cientes, creativos y ahorradores para producir mayor cantidad de alimentos y demás bienes que demanda Cuba.

Hacia el cónclave de abril del 2025 también hay que fijar po­siciones en cuanto al liderazgo sindical ante administraciones inamovibles por burocracia. No se puede seguir hablando de encadenamiento productivo si una de las partes gana más que la otra aportando menos. La afi­liación del sector privado debe aumentar no por metas a cum­plir, sino por la necesidad real de defender y representar los inte­reses de esos nuevos actores.

En Matanzas y así debiera ocu­rrir en todos los territorios, la empresa estatal tiene que jugar el papel rector que le toca den­tro de este complicado entra­mado laboral. Las leyes aproba­das y toda la flexibilización dada a sus directivos para repartir las ganancias generadas con méto­dos revolucionarios tienen que tener expresiones concretas en números, pero sobre todo en la realidad del bolsillo y en los pla­tos de comida de cada familia.

Si histórico fue el XIII Congre­so con Lázaro Peña al frente y Fi­del asegurando que nadie puede ser más útil y trascendente para la Revolución que los trabajado­res, la venidera cita debe asumir su lema con la fuerza moral y pa­triótica de estos tiempos: “Por Cuba, juntos creamos”. Y crear. Y juntarnos.

Tomado de Trabajadores

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