Vivir en un edificio multifamiliar tiene sus ventajas, como puede ser contar con una infraestructura de redes hidráulicas y sanitarias incorporadas desde su diseño, pero también puede convertirse en un verdadero dolor de cabeza cuando los espacios comunes como las escaleras, ascensores o vestíbulos devienen terreno de nadie.

Y, aunque existen reglamentos para la convivencia en estos locales, no siempre se exige su cumplimiento, lo que afecta de manera general a todos los vecinos.

Alicia Sosa Hernández, especialista principal de Conservación y Rehabilitación de la Dirección Provincial de la Vivienda explicó a Invasor que el plan del 2024 previó acciones constructivas para 16 edificios multifamiliares, de ellos 10 para la impermeabilización de cubiertas y el resto para la eliminación de fugas tanto hidráulicas como sanitarias.

No obstante, hasta el cierre de noviembre solo se terminaron siete edificios en el municipio de Morón y será imposible completar el programa del año, fundamentalmente por la situación con la disponibilidad de recursos como la manta y la rasilla, imprescindibles como impermeables.

La especialista señaló que el mayor problema actual en los edificios multifamiliares se concentra en las filtraciones de cubierta y el estado obsoleto de las redes hidráulicas y sanitarias.

Madelin Reyes Fernández, jefa del Departamento de Inmobiliario y Renta a igual nivel, refirió que el reglamento de estas edificaciones está centrado en el uso de elementos comunes como son las áreas de azoteas, redes hidráulicas y sanitarias, así como los terrenos delanteros y traseros que pertenecen a todos los habitantes de la instalación y no a los del primer o cuarto piso, como algunos suponen.

Existen, dijo, ocho edificios de la administración municipal de la vivienda, que son aquellos que superan las cinco plantas, como los de nueve, 12 y el denominado pediátrico. En este caso, precisó, todos los elementos comunes son responsabilidad de la entidad, mientras los moradores asumen lo correspondiente al interior de los apartamentos.

Esas construcciones, específicamente, cuentan con un administrador, en tanto el resto de los inmuebles multifamiliares tienen instituida una junta de administración que se encarga del cumplimiento del reglamento y limpieza de las áreas comunes y, en caso de intervención para arreglos, asumen la coordinación y recogida del dinero para el pago.

Aclaró que la fachada de los edificios se contemplan entre las áreas comunes, por lo que debe respetarse el color cuando un vecino quiera pintar su apartamento, aunque en el interior pueda hacer las variaciones que desee.

Lázaro Chaviano Soto, jefe de departamento de administración, explicó que el municipio cuenta con 27 ascensores ubicados en los edificios altos como los 9 y 12 plantas y el pediátrico, de los cuales están en funcionamiento 15 y 12 se encuentran paralizados por diferentes causas.

Los ascensores, puntualizó, tienen su reglamento interno, independiente del establecido para el inmueble, pues debe respetarse su capacidad de pasaje, que está en dependencia de las características de fabricación y marca del equipo. Resulta vital el cumplimiento de esas disposiciones para garantizar la seguridad en el traslado, ya que el exceso de peso, por indisciplina, puede provocar roturas y accidentes.

Chaviano Soto recordó que también está prohibido trasladar bicicletas y elementos de construcción en los ascensores, aunque si pueden usarse en la realización de mudanzas, pero con autorización previa para acondicionar el equipo a esos requerimientos.

Se realizan coordinaciones, acotó, con la empresa nacional encargada de la reparación de los elevadores, para incluir los que están paralizados en la programación del año próximo, en dependencia de los recursos disponibles, pues tanto la reparación de estos medios obsoletos como su sustitución, resulta muy costosa.

Al margen de reglamentos y labor con mayor o menor eficacia, de las juntas de administración para contribuir a preservar la higiene y la integridad de los espacios comunes, los habitantes de edificios multifamiliares deben elevar el sentido de pertenencia y ganar conciencia en que el cuidado de esos lugares representa ahorro de recursos, pero también calidad de vida y bienestar para ellos mismos.

Tomado de Invasor

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