Un grupo de proposiciones significativas entraron con los brazos en alto a la imaginaria meta cuando, este lunes, ganaron premios de similar rango luego de una cordial competencia de saberes y criterios en la Sala de Historia del Deporte avileño Antonio García Portal.
Integraron el “tribunal” quienes se niegan a borrar el pasado deportivo de la provincia y no dudaron en concederle el visto bueno a los proyectos compartidos por Ángel Cabrera Sánchez, Historiador de la Ciudad de Ciego de Ávila.
Encuentros como el de este lunes fructifican en el céntrico escenario de la capital provincial, sito en calle Maceo, entre Independencia y Libertad, gracias al empeño de Alejandro Alvariño Íñigo, el promotor e investigador incansable, capaz de aunar voluntades a la hora de reunir en el reducido local a interesados de múltiples sectores de la sociedad avileña.
Así que aplausos, a más de plena aprobación, encontró en el auditorio la idea de que Álvaro sea impuesto de la condición de Historiador del deporte de la provincia, habida cuenta de su labor constante en la red social Facebook y a través de la Cadena Provincial de Radio, en función de preservar cada hecho y figura local del ámbito atlético con resultados significativos.
Pero en un “final de foto finish”, en el que se optó por entregar nada menos que varias “medallas” del color más preciado, los calificados “jueces” también situaron en lo más alto del podio las proposiciones de Cabrera Sánchez encaminadas a que Alvariño prepare la publicación en formato digital de sus post casi diarios, mediante la contribución editorial de la Universidad de Ciego de Ávila Máximo Gómez Báez, sin obviar la revisión previa de amigos especialistas que públicamente dieron el consentimiento de dar los toques finales al texto en cuanto a redacción y estilo.
Mucho resta por hacer en materia de fortalecer aún más la estimulación moral de los protagonistas del deporte y la cultura física, bajo el presupuesto esgrimido por el Historiador de la Ciudad de que los hilos invisibles que tejen y conforman la identidad local incluyen también los que brotan del talento y el esfuerzo en los escenarios de los entrenamientos y las lides atléticas.
A propósito, recordó que cuando se recurre al concepto martiano de patria, suele obviarse la parte de su cita en que afirma que “(…) es aquella porción de la humanidad que vemos más de cerca, y en que nos tocó nacer”, y a la que también aportan los campeones de Ciego de Ávila.
De ahí que insistiera, además, en que las distinciones y premios del sistema del Poder Popular en las instancias provincial y municipal, vayan a manos de los hombres y las mujeres que pusieron y ponen en alto la dignidad y el orgullo del terruño, y, en ocasiones, resultan víctimas del olvido, o de insuficiente atención.
Es el caso de Lázaro Santana Herrera, quien fue objeto de un cálido homenaje, matizado por anécdotas que recordaron lo sucedido el 26 de agosto de 1969 en la hermana República Dominicana, cuando la selección nacional en la que militaba el llamado Brazo de hierro del béisbol cubano ganó, invicta, el XVII Campeonato Mundial de béisbol aficionado.
Bien se las ingenió Odalys Margarita Sánchez Méndez, presidenta de la Sociedad Cultural José Martí en Ciego de Ávila, para compartir la victoria sobre la raya de sentencia de la carrera mañanera, en el instante en que subrayó que la trayectoria ejemplar de Santana “es suficiente para saber que hay que hacer más porque usted es un ejemplo, cuando se es capaz de seguir aportando”.
A propósito de las connotaciones del 26 de agosto en el calendario deportivo de Ciego de Ávila, quien suscribe estas líneas hizo pública la propuesta de instituir la fecha como Día del béisbol avileño.
Si el amigo lector saca bien las cuentas, llegará a la conclusión de que el titular de esta nota no anda por la ruta equivocada: en la Sala de Historia del Deporte avileño Antonio García Portal se entregaron varias “medallas de oro”, a igual número de ideas vencedoras.
Tomado de Invasor