Sobre la manipulación mediática y la importancia de presentar estrategias comunicacionales contrahegemónicas dialogó este martes Freddy Ñáñez, ministro del Poder Popular para la Comunicación y la Información de Venezuela, en el IV Coloquio Internacional Patria.
En la conferencia “De la propaganda a la guerra cognitiva: estrategias de resistencia y construcción de autonomía informativa”, Ñáñez comentó que la propaganda surgió teniendo en cuenta basamentos de la psicología y la psiquiatría, para seducir al público con el fin de que adoptara cosmovisiones impuestas, pensando que son propias.
“Con los medios desarrollados hasta el siglo XX, la propaganda se impuso como la verdadera ideología”, destacó.
Explicó que entre los años 70 y 90 del pasado siglo la opinión pública era considerada una especie de antagonista, y el llamado “sujeto masa” ha sido superado ahora con el cambio tecnológico, que construye algoritmos para dialogar directamente con cada individuo.
“La guerra cognitiva actual implica la militarización de la opinión pública y la configuración de los cerebros”, afirmó.
“Enfrentamos un estado de vigilancia aceptado por nosotros mismos, con tecnologías capaces de cambiar los parámetros de nuestro cerebro”, dijo el ministro venezolano, quien mencionó los cuatro filtros de pensamiento que pueden ser manipulados: qué necesito saber, qué debo hacer, qué información descartar y qué datos me pueden servir en el futuro.
“Quieren imponer un individuo aislado, sin posibilidad de producirse fuera de sí mismo, en un mundo virtual donde dominan los términos dopamina y cortisona, un sujeto superpoderoso que triunfa sin tener en cuenta el contexto”, dijo Ñáñez.
En su opinión, la manera de contrarrestar esto es la capacidad de ir a la comunidad y explicar a qué nos enfrentamos al usar esta tecnología.
“Debemos volver al territorio y construir redes comunitarias alternativas, porque también hay un pueblo que resiste, se libera y triunfa”, afirmó.
Para poner en contexto los fundamentos teóricos en la realidad venezolana, el viceministro de Políticas Antibloqueo, William Castillo, comentó que en ese país hay tres narrativas fundamentales de los medios hegemónicos contra el Gobierno.
Mencionó en primer lugar la idea de que existe un Estado fallido incapaz de garantizar a la población el funcionamiento de la ley.
“Esa construcción simbólica necesitaba un correlato en la realidad, por lo cual se fueron del país empresas aéreas, de producción de medicamentos y otros rubros, pues había que atacar la economía”, afirmó.
Dicha narrativa pasó luego a la de crisis humanitaria compleja, según la cual supuestamente no se garantizaban los alimentos y la gente migraba porque no existía un futuro para la familia.
El tercer momento, según el viceministro, fue cuando se comenzó a hablar de intervención humanitaria para justificar actos como los intentos de asesinato al presidente.
“El bloqueo hacía el trabajo sucio de materializar las carencias y las redes, el de exponer verdades distorsionadas”, dijo. El objetivo era confundir a la opinión pública, para caldearla y que la sociedad implosionara.
En otro momento del conversatorio, la activista Jessica Pernía presentó el manual Calles, redes, medios, paredes y Radio Bemba, del presidente Nicolás Maduro, donde se trazan pautas para la batalla comunicacional desde diversos espacios.
“La cultura organizativa popular en Venezuela se ha transformado de forma monumental en los últimos años y el presidente Maduro nos ha puesto a debatir sobre tecnocolonialismo y nuevos modelos de comunicación política”, comentó.
Señaló que se puede consolidar un cambio de paradigmas mediante diferentes formas de comunicación, para lograr una transformación en toda su magnitud. Para ello se cuenta con medios comunitarios, comunicadores y las instancias del partido.
En los minutos finales del encuentro, el viceministro de Comunicación de Venezuela, Johannyl Rodríguez, presentó la aplicación Siscom, creada con la colaboración de desarrolladores de su país, mexicanos, cubanos, dominicanos y brasileños, con el propósito de aglutinar comunidades de intereses.
“Cuando alguien descarga la aplicación, se une, según su rol social, a una comunidad de trabajo. Tenemos alrededor de 700 de objetivo común, lo cual no impide los intercambios individuales”, explicó.
Añadió que no es lo mismo emplear esta herramienta que aplicaciones como WhatsApp o Telegram, pertenecientes al monopolio de la tecnología.
“Nos ha costado mucho llenar los espacios digitales tradicionales con nuestra verdad. Con Siscom, podremos divulgar de mejor modo la realidad de Venezuela”, concluyó.
Tomado de Cubadebate