Cuando cumplió sus 70, no imaginó que sería distinguida con la Réplica del Machete del Coronel Simón Reyes Hernández, por tantos años de investigación y docencia, ni que se convertiría en la primera mujer avileña en recibirla, ante quienes la admiran y saben de su vasta experiencia laboral y su humanidad.
Se mantiene firme en su convicción de que “un premio es un gran estímulo moral de nuestro pueblo, como insistentemente nos enseñó el comandante Ernesto Che Guevara, que implica mayor sacrificio por nuestra Revolución martiana y fidelista”, así le confesó a Invasor con voz amistosa y sin atisbos de vanagloria.
Mayda siente el orgullo de una avileña que apuesta por la memoria y el recuerdo más profundo. Lo mismo atesora remembranzas familiares, documentos históricos, que objetos museables. Todo bien distribuido dentro de su espacio vital.
“En la casa soy exigente con la organización y la limpieza, aunque en un hogar de investigadores y docentes siempre hay un documento fuera de su lugar. Trato de hacer las cosas con tiempo para que este me alcance. Y soy feliz con mis rosas. Cuando veo una flor en mi jardín me lleno de alegría”.
Vive con la absoluta libertad de quien no tiene algo más importante que darle batalla a lo banal. En el Archivo Histórico Provincial Brigadier José Ambrosio Gómez Cardoso, que es como su segunda casa, que fundara en 1992, todos la admiran y saben que cuentan con una mujer accesible, consecuente y contestataria.
Ha sido partícipe fundacional de muchas instituciones que hoy gozan de prestigio en la Ciudad de los Portales. Y habla con orgullo de esos días en que se crearan, aquí, las Milicias de Tropas Territoriales, la Unión Nacional de Historiadores de Cuba, la Sociedad de Historia de la Ciencia y la Tecnología, la Sociedad Cultural José Martí y del Grupo de Estudios Máximo Gómez, del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente; entre tantos otros.
Pero ahora mismo se le puede encontrar en el Archivo, organizando sus papeles, las reuniones diarias, encuentros amistosos con investigadores y docentes; se le ve revisando las plantas que ha sembrado, que le permiten ese encuentro preciso con la naturaleza.
Mayda es de las mujeres que no consiguen deslindarse de la familia cuando van a trabajar. Y adonde llegan, conforma otro grupo social, como si con ello un nuevo jardín floreciera.
Además, escribe. Como amante de las buenas palabras, ha colaborado con varios libros y publicaciones seriadas. Sus textos han gozado de más de una alabanza y han sido parte de antologías, Cuadernos de historia avileña, así como del número 69 de la revista Honda, de la Sociedad Cultural José Martí, dedicado por entero a Ciego de Ávila.
En más de una ocasión se le ha visto conducir tertulias, charlas, unida a la sazón de los jóvenes. Ella hace gala de sus dotes para hablar y escuchar con toda la parsimonia posible. Prefiere la buena música, pero no desdeña que la juventud tenga sus propios cánones artísticos y culturales. Aunque siempre ha abogado por sembrar amor por lo genuino, por lo identitario, por el descolonialismo cultural. Y desea, con todo fervor, que los jóvenes avileños no desdeñen el gusto por el estudio histórico.
“Lo que impide a los jóvenes acercarse a la historia como ciencia, creo yo, es la falta de motivación; el no apreciar la importancia que reviste la forja de su dignidad a través de este acercamiento y el darle más valor a la cultura de lo material; siendo la colonización cultural la que apuesta por la desmemoria de nuestro pueblo.
“Creo que tenemos grandes deficiencias en la enseñanza de la Historia, en primer lugar, por la falta de profesores y por su preparación. Para ello es necesario tener un conocimiento histórico profundo, una metodología de enseñanza desarrolladora y dominio de las nuevas tecnologías. Y hay que ir más a la comunidad, nutrirse de ella y hallar nuevos talentos”.
Ha vivido grandes momentos como investigadora y ser social, pareciera que ya no le queda nada más que esperar en esa área, pero no se rinde, “quiero seguir ayudando a nuestros jóvenes maestros e investigadores para que el Archivo Histórico Provincial continúe siendo un lugar de identidad y memoria histórica. En lo personal, aspiro a tener reunida a toda mi familia y a mis amigos más allegados, muchos de los cuales los considero como mi más entrañable compañía”.
Tomado de Invasor