Julio de 2023 será el mes más caluroso a nivel global registrado hasta la fecha, han confirmado este jueves la Organización Meteorológica Mundial y el Servicio Copernicus de la Comisión Europea.

Tras afirmar que las consecuencias de la tendencia al calentamiento son “claras y trágicas”, el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, criticó desde la inacción al sistema financiero internacional, la industria de combustibles fósiles y los insuficientes fondos para el apoyo climático.

“No tenemos que esperar a fin de mes para saber esto. Julio de 2023 romperá récords en todos los ámbitos”, dijo el secretario general de las Naciones Unidas ante la prensa en la sede del organismo, en Nueva York.

“Las consecuencias son claras y trágicas: niños arrastrados por las lluvias monzónicas; familias que huyen de las llamas; trabajadores que se derrumban en un calor abrasador”, apuntó.

Según los datos de la OMM y de Copernicus, julio ha incluido el lapso de tres semanas más caluroso, los tres días más calientes y las temperaturas oceánicas más altas para esta época del año que se hayan documentado en la historia.

Las olas de calor en gran parte de América del Norte, Asia y Europa, y los incendios forestales en países como Canadá y Grecia, paralelamente a lluvias devastadoras en otras zonas, han tenido un gran impacto en la salud de las personas, el medioambiente y las economías.

Guterres señaló que todo lo que está pasando es “totalmente consistente con las repetidas predicciones y advertencias (…) La única sorpresa es la velocidad del cambio. El cambio climático está aquí. Es aterrador. Y es apenas el comienzo. La era del calentamiento global ha terminado. La era de la ebullición global ha llegado”, puntualizó.

Sus afirmaciones se corresponden con las proyecciones de Copernicus, que consideran poco probable que el récord de julio sea aislado este año, ya que las temperaturas sobre las áreas terrestres están muy por encima del promedio.

La OMM presentó los datos este jueves como un “anticipo del futuro” y estimó en un 98% las probabilidades de que al menos uno de los próximos cinco años sea el más cálido registrado, y en un 66% las de superar temporalmente el límite de 1.5°C por encima de los niveles preindustriales durante al menos un año del lustro por venir.

Ambas agencias reiteraron que las emisiones antropogénicas son el principal propulsor de estas temperaturas crecientes a escala planetaria.

“Para los científicos, es inequívoco: los humanos tienen la culpa. El aire es irrespirable. El calor es insoportable. Y el nivel de ganancias de los combustibles fósiles, al igual que la inacción climática, es inaceptable”, dijo el secretario general de la ONU.

El director general de la OMM, Petteri Taalas, subrayó la urgencia de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y enfatizó que la acción climática no es un lujo, sino una necesidad.

Al abordar la urgencia de la situación, Guterres pidió a los líderes mundiales que ejerzan su liderazgo con responsabilidad e impulsen la acción climática. “No más vacilaciones. No más excusas. No más esperar a que otros se muevan primero. Simplemente no hay más tiempo para eso”, apuntó.

Según el secretario general de la ONU y los informes y declaraciones de expertos del IPCC, entre otros, aún es posible alcanzar la meta de limitar el aumento de la temperatura global a 1.5°C por encima de los niveles preindustriales para fin de siglo y evitar así lo peor del cambio climático.

“Pero esto solo se logrará si se ponen manos a la obra de inmediato y con determinación”, recalcó Guterres, quien reconoció que ha habido algunos avances en el despliegue de energías renovables y otros ámbitos, pero “ninguno de ellos tiene el suficiente alcance ni la velocidad que se requiere”.

“La aceleración de las temperaturas exige una acción acelerada”, dijo, y llamó una vez más a los países del G20, responsables del 80% de las emisiones globales, a intensificar la acción y la justicia climáticas.

Paralelamente, reiteró la necesidad imperiosa de que los países desarrollados se comprometan a alcanzar emisiones netas cero lo más cerca posible de 2040, y las economías emergentes lo más cerca posible de 2050, con el apoyo de los países desarrollados para hacerlo.

“Todos los actores deben unirse para acelerar una transición justa y equitativa de los combustibles fósiles a las energías renovables, a medida que detenemos la expansión del petróleo y el gas, y la financiación y concesión de licencias” para las nuevas fuentes de generación de energía, argumentó.

Recordó, además, que la acción climática debe ir más allá de los Gobiernos y apeló a la responsabilidad de empresas, ciudades, regiones e instituciones financieras para que acudan a la Cumbre de Ambición Climática con planes de transición creíbles que se ajusten al estándar de cero emisiones netas de las Naciones Unidas.

A las instituciones financieras las instó a que pongan fin a sus préstamos, suscripción e inversiones en combustibles fósiles y cambiar a las energías renovables. También urgió a las empresas de combustibles fósiles a emprender un cambio hacia la energía limpia, con planes de transición detallados en toda la cadena de valor.

“No más simulaciones de imagen. No más engaños. Y no más distorsión abusiva de las leyes antimonopolio para sabotear las alianzas netas cero. Precisamos que los Gobiernos, la sociedad civil, las empresas y otros trabajen unidos”, declaró el secretario general de la ONU.

Pidió también que se tomen medidas de adaptación y se proteja a la población del calor abrasador, las inundaciones fatales, las tormentas, las sequías y los incendios.

“Los países en primera línea, que han hecho menos para causar la crisis y tienen menos recursos para enfrentarla, deben contar con el apoyo que necesitan para hacerlo”.

Ha llegado el momento –dijo– de aumentar la inversión global en adaptación “para salvar millones de vidas de la carnicería climática”.

Igualmente, exhortó a los países desarrollados a cumplir el compromiso de proporcionar 100 000 millones de dólares al año a los países en desarrollo para el apoyo climático y a reponer plenamente el Fondo Verde para el Clima. En cuanto al sistema financiero global, abogó por corregir su rumbo para que respalde la acción climática acelerada.

“Eso incluye poner un precio al carbono y presionar a los bancos multilaterales de desarrollo para que revisen sus modelos de negocios y enfoques de riesgo”, explicó, especificando que esos organismos crediticios deben movilizar mucho más financiamiento privado a un costo razonable para los países en desarrollo, y aumentar su financiamiento para energías renovables, adaptación y pérdidas y daños.

Concluyó afirmando que es evidente que la humanidad ha desatado la destrucción, pero “esto no debe inspirar desesperación, sino acción (…) Todavía podemos detener lo peor. Pero para hacerlo debemos convertir un año de calor ardiente en un año de ambición ardiente. Y acelerar la acción climática, ahora”.

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