La Oficina de la ONU contra la Droga y el Delito (UNODC, por sus siglas en inglés) publicó el pasado domingo un informe en que advirtió de la expansión de los mercados de cocaína y metanfetamina fuera de los mercados tradicionales, así como del aumento del consumo, lo que causa trastornos graves y endurece la crisis social y económica.

Según el Informe Mundial sobre Drogas de 2023, más de 296 millones de personas consumieron drogas en 2021, lo que representa un aumento del 23 % en comparación con la década anterior. De ellas, 22 millones consumieron cocaína, 36 millones anfetaminas, 60 millones opioides y 219 millones cannabis. Mientras tanto, el número de personas que sufrieron trastornos por consumo de drogas se disparó en los últimos 10 años hasta el 45 %, lo que significa 39,5 millones de individuos. El informe señala que muchas personas que consumen drogas no tienen acceso a asistencia médica.

El informe alerta que el mercado de cocaína volvió a crecer después de un estancamiento durante la pandemia de covid-19, acompañado de nuevas rutas de tráfico y de máximos históricos de fabricación e incautación. Europa occidental y central y las Américas siguen siendo los principales consumidores de cocaína, aunque la demanda por esta droga también aumenta en Asia y África.

Una tendencia similar se observa en los mercados de anfetaminas, que también están expandiéndose fuera de los consumidores tradicionales, que son Asia oriental y sudoriental y América del Norte, llegando a Asia sudoccidental, Europa y África. El informe atribuye esta tendencia, en parte, al aumento de la producción de metanfetamina en Afganistán.

La Oficina destaca que el tráfico de drogas prospera en tiempos de conflictos regionales, al mismo tiempo agravando las crisis sociales, aumentando pobreza, creando problemas económicos y desafiando las respuestas de los servicios de salud y las fuerzas del orden.

Ghada Waly, directora ejecutiva de la UNODC, llamó a la comunidad mundial a «intensificar las respuestas contra las redes de narcotraficantes que se aprovechan de los conflictos y las crisis mundiales para expandir el cultivo y la producción de drogas ilícitas, especialmente de drogas sintéticas, alimentando los mercados ilícitos y causando mayores daños a las personas y las comunidades».

(Tomado de Rusia Today)

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