La primera temporada teatral del recién restaurado Coliseo Avileño no podría haber tenido un comienzo más simbólico y potente que con la puesta en escena de Nicolás, la pasión. Más que una obra, es la materialización de un renacimiento: el de un patrimonio arquitectónico y el de una historia íntima del poeta nacional Nicolás Guillén, revelada por primera vez sobre un escenario.

La obra, basada en la Canción primera, de La paloma de vuelo popular (1958), destaca por la sólida y reveladora factura de su texto dramático. Este no se limita a una adaptación lírica, sino que es el fruto de una investigación minuciosa y privilegiada, que ahonda en los motivos que inspiraron el poema original. Como explicó Juan German Jones Pedroso en la inauguración, la producción tuvo acceso a un archivo invaluable: “todas las cartas y postales” intercambiadas entre Guillén y la misteriosa musa que inspiró los versos, documentación cedida por la propia familia y la mujer, quien falleció en 2021.

Este tesoro epistolar, un “secreto” bien guardado, permite a la obra construir un universo escénico coherente y profundo que trasciende la página escrita para explorar la carne y la sangre detrás de la metáfora.

El núcleo dramático explora la experiencia de la protagonista, Alba (sujeto lírico del poema), acosada por sus recuerdos personificados en musas inquisitivas. Estas interrogan sin tregua el origen de las poderosas imágenes sensuales y de esa pasión contenida, pero arrolladora que define el texto. Este acicate intelectual y emocional, ahora enriquecido con la certeza histórica de ese amor real (o platónico), sirve de base para un montaje de resultado excelente.

La producción brilla por la riqueza y la cohesión de sus apoyaturas escénicas y dramáticas. La escenografía, los evocadores videos de Camagüey y de La Habana, y, muy especialmente, la música en vivo —con arreglos de la multifacética actriz Beatriz Rodríguez de León, quien además de musicalizar interpreta a una de las musas— se integran de manera orgánica. Este conjunto logra el anhelado cometido artístico: trasladar al espacio teatral el tono lírico e intimista del poema, capturando su inherente musicalidad y la carga emotiva de su correspondencia secreta.

La estructura del texto, fiel a la poética guilleniana, pero ampliada por la contextura dramática de las cartas, facilita una apropiación vocal magistral por parte del elenco femenino. El tempo deliberadamente lento de la dramatización no es un defecto, sino una elección acertada y necesaria. Es el ritmo adecuado para desentrañar un secreto de amor y para honrar un poemario reconocido como uno de los más refinados de Guillén, donde, como señalara Cintio Vitier, el amor se eleva a bandera sin perder su esencia carnal.

El magisterio actoral es otro pilar. Destacan con fuerza Yanely Velázquez Olivares, Alina Betancourt Pérez de Corcho y la ya mencionada Beatriz Rodríguez de León en los exigentes roles de las musas. Pero es Amarilis Reyes Alejo, como la protagonista Alba, quien lleva el peso dramático con una intensidad conmovedora, plasmando ese amor por el poeta (no por el hombre) que define el fatum de su personaje.

UN TRIUNFO CON SIGNIFICADO DOBLE

Nicolás, la pasión es mucho más que un buen inicio de temporada. Es una puesta en escena redonda, un homenaje vibrante y sensible que demuestra un profundo respeto por el texto original mientras lo revitaliza con recursos escénicos contemporáneos y un elenco excepcional. Es, en verdad, la producción que anuncia con fuerza la vuelta a la vida del Teatro Principal avileño, un coloso cultural rescatado tras años de deterioro, como fruto de un esfuerzo colectivo por devolverle su esplendor.

Este estreno encarna a la perfección la importancia fundamental de las temporadas teatrales: son el motor que transforma un espacio físico en un alma viva, creando públicos, profesionalizando el sector y generando una cohesión social en torno a experiencias culturales compartidas. Al elegir una obra de raigambre local y profundidad nacional, el Coliseo Avileño no solo marca un listón artístico muy alto; sienta las bases de una programación que promete ser tan relevante como necesaria. Un triunfo artístico y comunitario que se celebra por partida doble.

Este fin de semana, la compañía Caminos Teatro repone Naúfragos a las 9:00 pm (viernes y sábado) y a las 5:00 pm (domingo). Una oportunidad más para disfrutar de las artes escénicas en nuestro coloso cultural renacido.

Tomado de Invasor

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