Nuevamente la manta gris ensombrece el archipiélago cubano, el llanto y la desolación nublan las miradas inocentes de familias enteras que, dejan de sonreír ante la barbarie, la insensibilidad y el desprecio.

Otro acto terrorista evidencia la inconformidad del Imperio ante la soberanía alcanzada por el pueblo de Cuba en 1959, el odio y la consecuente destrucción siguen amenazando los amaneceres llenos de amor y confianza.

Están frescos en la memoria las imágenes de la barbaria realizada al vuelo regular CU-455 de Cubana de Aviación que, despegó el 6 de octubre de 1976 del aeropuerto de Seawell, en Bridgetown, Barbados, rumbo a Jamaica y a la Habana, con 73 personas a bordo… Ese avión nunca llegó a su destino.

Fueron innumerables las denuncias hechas por Cuba en la Organización de Naciones Unidas (ONU) y en su Consejo de Seguridad por varias décadas, a pesar de quedar demostrada la responsabilidad de sus actores materiales: Freddy Lugo y Hernán Ricardo, las de Orlando Bosch Ávila y Luis Posada Carriles, como planificadores directos del crimen y de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) como financista protectora de sus confesos agentes asesinos.

Pero ante tales desmanes, seguimos firmes como en Baraguá, bajo el legado de nuestro imperecedero líder Fidel Castro Ruz y con la vigencia de sus palabras en la despedida del duelo de las víctimas inocentes «… No podemos decir que el dolor se comparte, el dolor se multiplica, millones de cubanos lloramos hoy junto a los seres queridos de las víctimas del abominable crimen ¡Cuando un pueblo enérgico y viril llora la injusticia tiembla!»

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *