Incontables capítulos de amor, entrega y apoyo altruista firman cada día los colaboradores de la salud de Cuba en las comunidades y aldeas más intrincadas de Guatemala desde el lejano 1998.

A propósito de la conmemoración el 5 de noviembre de 25 años ininterrumpidos del arribo de esos profesionales a esta geografía, Prensa Latina entrevistó en exclusiva a la coordinara nacional de la Brigada Médica de Cuba (BMC), Mariheta Cutiño.

Prensa Latina (PL): ¿Cómo describiría el origen de la ayuda solidaria de Cuba a esta tierra tras el azote del potente huracán Mitch en 1998?

Doctora Mariheta Cutiño: El huracán Mitch fue uno de los ciclones tropicales más poderosos y mortales que se han visto en la era moderna. Con una velocidad máxima de vientos sostenidos de 290 kilómetros por hora, pasó por América Central del 22 de octubre al 4 de noviembre de 1998.

Este evento meteorológico dejó cantidades históricas de precipitaciones en Honduras (la más afectada), Nicaragua y El Salvador.

Las muertes ocasionadas por las catastróficas inundaciones lo convirtieron en el segundo huracán más mortífero del Atlántico, cerca de 20 mil víctimas fatales y alrededor de ocho mil permanecían desaparecidas a finales de ese año.

Las inundaciones causaron daños extremos. En Guatemala destruyeron seis mil casas y dañaron otras 20 mil, lo cual obligó a más de 100 mil personas a trasladarse a lugares seguros.

Además, destruyeron 27 escuelas y afectaron otras 286, causaron severos daños a los cultivos, mientras que los deslizamientos impactaron la tierra cultivable a lo largo de toda la nación y la infraestructura de transporte, incluida la pérdida de 37 puentes, carreteras.

Ante tal situación los presidentes de los países afectados de Centroamérica solicitaron ayuda internacional y la de nuestra isla caribeña no se hizo esperar.

Cuba envió el día 5 de noviembre de 1998 la primera brigada médica a Guatemala y al mismo tiempo a El Salvador, Honduras y Nicaragua. Los Estados del Caribe también sufrieron grandes daños por el huracán Georges.

Coincidentemente, el 18 de septiembre de 1998 se firmó el Convenio Básico de Cooperación para el Desarrollo entre los gobiernos de Cuba y Guatemala, que abarcaba 17 áreas de cooperación, dentro de las cuales entraban dos relacionadas con la salud.

Cuba respondió de inmediato al apremio urgente, manifestó su total disposición de enviar a todo el personal médico y auxiliar de salud por el tiempo que fuera necesario, mientras convocó a las naciones desarrolladas a aportar equipamiento técnico y medicamentos.

La primera BMC salió hacia República Dominicana el 27 de septiembre y le siguieron de manera ininterrumpida otras para Honduras, Guatemala, Nicaragua y Haití.

Hago este recuento porque fue una proeza solidaria del pueblo cubano y los trabajadores de la salud, bajo la premisa de que Patria es humanidad, como dijera el apóstol cubano, José Martí.

Para la materialización de dicho programa, Cuba aportaría el capital humano necesario, dispuesto a prestar servicios en los lugares más apartados y difíciles a todos los pobladores sin distinción de raza, credo o ideología, sin pretender el reemplazo de los galenos locales ni inmiscuirse en los asuntos internos.

Nuestro país mantuvo trabajando a la BMC hasta abril de 1999, cuando se firmó el Convenio de Colaboración de Salud Cuba-Guatemala, el cual inició el desarrollo del Programa Integral de Salud con la cooperación de la mayor de las Antillas.

Como es conocido, su concepción es común con el movimiento del voluntariado mundial: envío gratuito de colaboradores de alto nivel científico y carácter voluntario; los cooperantes van a los lugares y poblaciones más necesitadas con elevado respeto a las leyes nacionales y costumbres, no se involucran en labores religiosas, políticas, no tienen distinción de razas, credo e ideologías y responden a las necesidades que determina el país.

Realizan la labor tanto en la Atención primaria de Salud como secundaria y terciara, brindan asistencia técnica, apoyan la formación y capacitación de los recursos humanos, en los servicios y el desarrollo de la electromedicina.

En Guatemala se implementó en diferentes momentos la formación de recursos humanos graduados en Cuba, atención a programas de higiene y epidemiología, salud mental, geriatría, trabajo social y el desarrollo de la enfermería comunitaria.

PL: ¿En qué condiciones reales se desempeñan los profesionales de bata blanca de Cuba?

Doctora Cutiño: Desde el inicio de la colaboración y ratificado en el último acuerdo subsidiario entre ambos países, firmado el 16 de diciembre de 2021, se establece “la asistencia técnica y profesional en el campo de la Salud que el Gobierno de la República de Cuba ofrece al Gobierno de la República de Guatemala»

Este «coadyuvará en el fortalecimiento de la atención médica y oftalmológica en los diferentes servicios y niveles de salud para mejorar la accesibilidad y aumentar la cobertura en las comunidades más postergadas y con mayores necesidades”.

Desde el inicio de la cooperación, la BMC participa en los principales eventos naturales que generan requerimientos de salud en disímiles lugares de la geografía guatemalteca, desarrollando la labor sanitaria en coordinación con las autoridades del Ministerio de Salud y Asistencia Social (Mspas) de Guatemala y sus principales autoridades.

Por ejemplo, el primer objetivo fue el litoral Pacífico, donde no podía llegarse por tierra a consecuencia de los daños en la infraestructura vial.

El grupo fundador lo constituía una BMC con 19 cooperantes.

Durante las semanas iniciales se enfrentaron a una epidemia de cólera, 891 casos sin que se produjera ningún deceso, y evitaron con medidas de control epidemiológico que se extendiera la enfermedad.

El 14 de noviembre de 1998 llegó la segunda BMC integrada por 31 cooperantes, la cual logró la total rehabilitación del Hospital de La Tinta, departamento Alta Verapaz, en menos de 48 horas.

A finales de ese mes se instaló un grupo en el hospital Fray Bartolomé de las Casas, donde existía equipamiento que no se utilizaba por falta de personal, nuevamente en tiempo récord; en 72 horas se instalaron los equipos y se comenzó a brindar asistencia médica.

A inicios de diciembre del propio año se incluyó Guatemala en el Programa Integral de Salud con 120 colaboradores y en 2002 sumaban 512.

En abril de 1999 se creó la Escuela Latinoamericana de Medicina (ELAM), y entre los primeros en llegar estuvieron jóvenes guatemaltecos.

En octubre de 2005 arribaron 600 miembros del contingente internacional “Henry Reeve” ante los daños causados por la emergencia Stan, en ese momento la brigada la integraban más de mil 200 cooperantes.

El 3 de octubre de 2005 se realizó el primer vuelo a Cuba de pacientes para recibir tratamiento oftalmológico. Recibieron intervención quirúrgica y rehabilitación más de mil 440 pacientes, lo cual tuvo un impacto significativo en las comunidades y familias guatemaltecas.

En el segundo semestre de 2006 se inauguró el primer Centro Oftalmológico en el departamento de San Marcos, y hoy contamos con cuatro.

La BMC desarrolló un arduo trabajo entre junio de 2010 y 2012, en lugares que sufrieron daños por eventos naturales: tormenta tropical Agatha, erupción del volcán Pacaya, desborde del río San Juan, enjambre sísmico y erupción del volcán de Fuego.

El 7 de noviembre de 2012, ante la ocurrencia del segundo evento sísmico más grande en la historia contemporánea de Guatemala, nuevamente se demostró la incondicionalidad de la brigada. En San Marcos fue donde más se trabajó en apoyo a los damnificados.

El 5 de agosto de 2013 arribaron a Guatemala las primeras 24 enfermeras como parte del proyecto “Fortalecimiento del Primer Nivel de Atención” que desarrolla el Mspas. Este completó en noviembre del propio año la cifra de 146 enfermeras insertadas en el país.

En el 2018 fue significativo el trabajo de la BMC en la emergencia por la erupción del volcán de Fuego. De 2020 a 2022 participó en el enfrentamiento a la epidemia de la Covid-19 y en la emergencia de los huracanes Eta e Iota.

PL: ¿Cuáles considera los principales hitos en estos 25 años?

Doctora Cutiño: La BMC en su inicio tuvo un trascendental desempeño ante las consecuencias de eventos meteorológicos, acción que ha continuado durante los 25 años de trabajo ininterrumpido en Guatemala.

Ofreció ayuda en áreas como la higiene y la epidemiología, la vigilancia y lucha antivectorial, salud mental y trabajo social, docencia, e incluso hubo presencia de este personal técnico en el Mspas de Guatemala.

Actualmente las cinco áreas de trabajo son atención integral en salud y de especialidad, en los tres niveles de atención en Salud; reparación y mantenimiento de equipos médicos; cooperación para la Operación Milagro del Mspas.

También, promover acciones de acuerdo con la cartera de servicios de Salud que presta el Mspas, y la formación y capacitación de recurso humano médico asistencial guatemalteco.

Estamos presentes en 16 departamentos (72,7 por ciento) de los 22 en que se divide Guatemala; 107 municipios (31,47 por ciento) de los 340 del país; 16 hospitales -Distrital, Nacional y Regional-; 12 Centros de Atención Integral Materno Infantil (Caimi); 94 Puestos de Salud; 49 Centros de Salud; 12 Áreas de Salud; 33 Centros de Atención Permanente; cuatro Centros Oftalmológicos y la Dirección de Redes Integradas de Servicios de Salud del Mspas.

PL: ¿Cómo se complementa la ELAM con la colaboración en el país y qué es lo más importante que aportó?

Doctora Cutiño: El Programa Integral de Salud también incluye formación de personal calificado en este campo. De ese proyecto surge la ELAM, jóvenes guatemaltecos y hondureños fueron los primeros estudiantes en matricular. En 2005 se realizó la graduación de los primeros 188 estudiantes guatemaltecos.

En la ELAM se graduaron un total de mil 117 médicos, el 43,4 por ciento hicieron especialidad: 448 Médicos Generales Integrales y 37 de otras especialidades.

Es hermoso, gratificante, encontrar médicos de esa escuela en las instituciones de Salud ubicadas en distantes lugares de la geografía guatemalteca y en las direcciones de áreas del sector, hospitales y centros, o realizando labor asistencial al lado de la BMC, atendiendo a las comunidades.

Nos enorgullece el amor que sienten por el pueblo cubano, el agradecimiento a Cuba y particularmente, cuando necesitamos un especialista para la atención a nuestra gente, encontramos que el cirujano, cardiólogo es un médico graduado de la ELAM.

Igualmente, cuando nos dicen yo soy de La Habana o de Cienfuegos, al referirse a la provincia donde se graduaron, o cuando cuentan anécdotas de su estancia en Cuba, encuentros con el Comandante en Jefe de la Revolución cubana, Fidel Castro.

Donde menos imaginamos, nos encontramos con uno de aquellos jóvenes. Cuando la brigada ha tenido situaciones puntuales, siempre hemos contado con la ayuda incondicional de los médicos graduados en la ELAM.

PL: ¿Qué saldo deja la Operación Milagro?

Doctora Cutiño: Este programa cuenta con cuatro centros oftalmológicos, integrados por profesionales altamente calificados y el equipamiento con el que Cuba los habilitó desde sus inicios.

Están ubicados en los departamentos de Jalapa, Escuintla y en los municipios capitalinos de Villa Nueva y San Juan de Sacatepéquez.

Estos centros tienen una elevada demanda de servicio y reconocimiento social, son reconocidos además por la realización de Jornadas Medicas en áreas distantes, necesitadas de los servicios oftalmológicos, acumulan más de 200 mil cirugías de cataratas y pterigión, además de las atenciones clínicas que realizan.

PL: ¿Cómo ha sido el camino transitado?

Doctora Cutiño: El camino transitado no ha sido fácil; este hermoso país tiene una geografía diferente a la nuestra, el clima, las grandes montañas, las carreteras, las distancias, la presencia de 22 idiomas, y el cuadro de salud de la población es distinto al nuestro.

Todo los días al amanecer ya está en camino la BMC -conformada en un 60 por ciento por mujeres- hacia sus puestos de salud por trillos, a pie, en carretas, con los abrigos, siempre en busca del cumplimiento del deber.

Son héroes de batas blancas; en las brigadas se convierten en estadísticos, económicos, investigadores, los fines de semana hacen jornadas médicas, cumplen con el deber y son el mejor ejemplo de solidaridad y altruismo.

PL: ¿Cómo valora en resumen la colaboración médica en esta tierra?

Doctora Cutiño: Necesaria, estamos en lugares donde no solo somos útiles, sino también necesarios, de lo cual también aprendemos y nos fortalece profesionalmente.

PL: ¿Desearía destacar algún reconocimiento especial por la labor prestada en toda esta etapa?

Doctora Cutiño: En el último período, 2022-2023, la Comisión de Salud y Asistencia Social otorgó un reconocimiento “por el compromiso, perseverancia, logrando resultados que se traducen en el bienestar de la salud de los guatemaltecos”.

La BMC recibió, por el enfrentamiento a la Covid-19, el “Galardón Rosa de Oro”, otorgado por la alcaldía de San Juan de Sacatepéquez, “reconociendo con Orgullo a la BMC en Guatemala por su aporte a la salud y bienestar de la familia sanjuanera”.

Se nos han otorgado múltiples reconocimientos en esta fecha por el 25 aniversario de la BMC en Guatemala, pero el mayor es el agradecimiento y cariño mostrado por el pueblo guatemalteco.

PL: ¿Cuáles señalaría como los principales retos en esta nación centroamericana para los internacionalistas cubanos?

Doctora Cutiño: Continuar el trabajo que miles de profesionales de la salud cubana han realizado en estos 25 años, proseguir laborando de conjunto con el Mspas de Guatemala para mejorar el estado de la población que se nos asigna.

PL: ¿Desearía añadir un comentario o mensaje a los profesionales de la salud cubanos?

Doctora Cutiño: Sí, quiero ratificar al heroico pueblo cubano, a nuestros compañeros de trabajo, a nuestras familias y a nuestro gobierno; la BMC en Guatemala no los defraudará, continuaremos aportando al pensamiento del líder histórico de la Revolución cubana, Fidel Castro, de que “Un mundo mejor es posible” y de Martí de que “Patria es Humanidad”.

En cada colaborador cubano de la Salud está la honra de todo un pueblo, que valientemente resiste un bloqueo genocida por parte de Estados Unidos.

En todos los cubanos están presentes las palabras de Martí y aquel pensamiento que Fidel nos enseñó con hidalguía: “Toda la gloria del mundo cabe en un grano de maíz”.

Nuestra gloria es hoy servir al pueblo de Guatemala.

Prensa Latina

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