Aunque la Empresa de Acueducto y Alcantarillado de Ciego de Ávila (EAACA) enfatice su labor en restablecer los ciclos de abasto de agua entre tres y cuatro días dentro del municipio cabecera, resulta sumamente complejo concretar un resultado positivo a corto plazo.
Uno de los factores más perjudiciales ha sido la sequía hidrológica, que impone detener el bombeo de agua desde el norte de la capital provincial, explicó a los medios locales Miroslava Reyes González, directora general de la EAACA.
La situación genera que el agua potable que se suministra al territorio se obtenga, principalmente, desde tres fuentes primarias —San Fernando, Silveira y Vívero Café—, las cuales proveen al tanque apoyado sur con una capacidad de almacenamiento de 5400 metros cúbicos.
Para mejorar las condiciones actuales del sur, la provincia invirtió en siete nuevos equipos de bombeo. Hasta el momento, han sido instalados cuatro y los otros tres deben montarse en el actual mes. Se prevé, además, una reparación del tanque apoyado, que podría causar variaciones en los ciclos de abasto.
El objetivo de la obra es conducir de manera constante 400 litros por segundo desde dicho tanque apoyado a los consejos populares avileños. Esa cifra se asemeja a la que recibía la capital de la provincia cuando también se abastecía por el área norte, señaló Pablo González Pérez, coordinador de Programas y Objetivos en el Gobierno provincial.
A su vez, la directora general de la EAACA hizo hincapié en que, frente a la agravada crisis energética imperante, es muy complicado acortar los ciclos de abasto de agua, teniéndose en cuenta que existen estaciones de bombeo sin protección de grupos electrógenos.
Más allá de la sequía hidrológica que afecta al territorio desde principios de la década, y del crítico contexto energético, la infraestructura hidráulica de la ciudad es grave. Las redes datan de inicios del siglo pasado y su estado empeora de manera continua por la acumulación de sedimentos del agua subterránea.
Asimismo, en las conductoras se estima una pérdida del 30 por ciento del líquido, dijo Yorgi Luis Gómez Solano, director adjunto de la EAACA. Si bien falta mucho por hacer todavía, durante los meses de junio y julio se suprimieron aproximadamente 300 salideros.
Actualmente, los ciclos de abasto de agua en la cabecera provincial se encuentran en nueve días. No obstante, es habitual que sufran alteraciones por las mencionadas dificultades. Las limitaciones de combustible también interfieren en que la población se beneficie de camiones cisternas.
Tomado de Periódico Invasor