Una vez más los días se tornan de colores pues al despuntar el alba niños, adolescentes y jóvenes retoman la cotidianidad para cubrir un espacio qué, por cerca de dos meses, se mantuvo inerte y dio lugar a momentos de recreación y esparcimiento.

Ahora la responsabilidad se apodera de todos para dar oportunidad a la adquisición de saberes imprescindibles para el desarrollo y es que no solo son los estudiantes protagonistas de este nuevo año lectivo, la familia y el personal de educación también forman parte, como un todo, de estas actividades que marcan un largo periodo de deberes compartidos.

Son momentos de expectativas, de sueños por cumplir, anhelos que quedaron inconclusos, la posibilidad de conocer y de compartir recuerdos de especial trascendencia, lo que sí está claro, es la posibilidad de incursionar en lo desconocido y de aportar, cada cual con sus posibilidades.

La educación en Cuba pasa por una fase de perfeccionamiento debido a las nuevas tendencias y retos, donde todos jugamos un papel imprescindible, en cada proceso y en el resto de las iniciativas extracurriculares que planifiquen las instituciones educativas, ahí radica el éxito de tales empeños.

Un nuevo ciclo de vida ha llegado y en nosotros está el deber y la responsabilidad de que, tanto esfuerzo no sea en vano, de que tantos recursos se utilicen con el fin para el que fueron destinados y para que la creatividad y la magia que imprime nuestro personal educativo, a cada cosa que hace, valga la pena, que se convierta en un afán por la enseñanza.

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