El cementerio municipal de Ciego de Ávila cuenta 113 años de fundado. Su nacimiento coincidió con la urbanización de la actual ciudad y su repertorio arquitectónico compite en antigüedad con lo más valioso del repertorio civil del Centro Histórico Urbano de esta.

Merece especial atención el conjunto de 96 panteones situados en el área fundacional del cementerio de Ciego de Ávila y construidos entre 1911 y 1940, los cuales presentan un arte cementerial. De 65 construidos en el período 1911-1920, se desciende a solo 29 en el 1921-1930 y dos en el 1931-1940. Esta distribución cronológica fue determinada por su indicación en el mismo inmueble en 29 casos, en el resto se debió acudir a referencias y a otros recursos. Estas edificaciones mortuorias fueron construidas en la primera década de explotación del cementerio y algunos registran más de 100 años de antigüedad.

La mayoría de los panteones fundacionales fueron erigidos por familias —y están sujetos, por tanto, a las posibilidades y gustos de estas— y han estado a su servicio, en contraste con los escasos inmuebles institucionales. En algunos inmuebles, la titularidad se comparte por dos familias o más.

No hay diferencias significativas en cuanto al arte cementerial entre los panteones, por sus pertenencias a instituciones y familias, con la excepción del dedicado a los veteranos de las guerras de independencia, inaugurado en 1915, y que se erigió con dimensiones propias de mausoleo.

Corresponde a los panteones eclécticos la mayor diversidad de materiales y una presencia del mármol puro en sus inmuebles, en proporción similar a los eclécticos, pero diferente a los art decó. En los eclécticos y art decó hay una mayor calidad en el revestimiento, pues ninguno usa el ladrillo puro. El granito puro no se emplea ni en los eclécticos ni en los sin estilo.

Como monumentos funerarios, estos panteones no se reducen a garantizar la función de acoger y preservar el cuerpo de los fallecidos, sino que incorporan cuatro elementos muy reiterados, cuya intención es, ante todo, dotar al inmueble de la solemnidad propia de todo monumento. Estos elementos son la escultura, la balaustrada, el nicho y el respaldo.

La escultura, de un gran valor simbólico en los monumentos funerarios, es privilegiada en estos panteones fundacionales, pues su presencia es, generalmente, a razón de un elemento por panteón, aunque existen algunas excepciones. La mayor presencia se exhibe en los panteones neoclásicos, mientras está ausente en los panteones considerados sin estilo arquitectónico.

Predomina entre las esculturas, como es típico del arte cementerial, la escultura exenta y, dentro de este grupo, sobresale la escultura sobre pedestal, a las que siguen las esculturas erigidas directamente sobre diferentes partes del inmueble, sin pedestal.

Aunque el cementerio se construyó como necrópolis civil, refleja la influencia de la religión católica y la tradición que ha logrado esta cultura en el arte cementerial. La morfología de sus esculturas revela claramente esta influencia y, además, la ausencia de otros muchos elementos simbólicos que pueden encontrarse en la escultura funeraria. Aparecen representaciones de la típica cruz latina —devenida hoy en símbolo de cementerio—, figuras angelicales, el crucifijo, el sagrado corazón de Jesús, y el Santo Nicolás de Bari, con esta connotación religiosa.

Las figuras angelicales, por su cantidad y por el modo diverso en que han sido representadas, constituyen los elementos escultóricos de mayor peso en la dimensión artística del conjunto de panteones estudiados. A esta significación contribuye, además, el que se trata siempre de esculturas exentas y sobre pedestales, de modo que se apropian del espacio cementerial no solo por su morfología sino también por la altura que alcanzan con relación al inmueble y sus dimensiones específicas.

Cumplen así, desde la altura, la función de guardianes del sepulcro, como se reconoce entre los símbolos del arte funerario: “Ángeles: significan espiritualidad y son quienes guardan el sepulcro”. Predomina en ellos la figura femenina, grupo que se subdivide también en mujeres jóvenes y otras en el asomo de niñas. La presencia masculina representa, solo en una ocasión, la figura de un infante. Dentro de lo escultórico, en su sentido amplio, debe considerarse también el empleo de las técnicas del relieve como un recurso que contribuye al valor artístico de los panteones.

El área fundacional ha estado sujeta a transformaciones no siempre ajustadas a la preservación de los inmuebles. Todos los panteones han recibido transformaciones, mayormente en el cuerpo principal, y estas son irreversibles; es decir, no es posible hacerlo retornar a su estado original; los más perjudicados han sido los panteones del período 1911-1920, pues muestran la huella de estos actos.

El tiempo de estos inmuebles fundacionales y también la ausencia de intervenciones estatales en su conservación como parte del patrimonio construido del territorio, se hace visible en que solo pocos de ellos (16) se pueden considerar en buen estado, 25 en estado regular, mientras una alarmante cifra de 55 presenta un estado de conservación malo, con algunos casos ruinosos.

A pesar de ser un cementerio pequeño, de una ciudad joven, y construido en los inicios del siglo XX, se aprecia en el arte cementerial de estos panteones de la etapa de 1911-1940 una presencia digna de reconocimiento, preservación y divulgación. Por ello continúa el estudio sobre el tema, así como la gestión del conocimiento científico a favor de los continuos aportes de nuestra provincia desde la fundación de la Red de Cementerios y Repertorio Funerario de Cuba (2010) hasta la actualidad.

Tomado de Invasor

 

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