Los pronósticos estacionales emitidos por centros meteorológicos y agencias a nivel internacional coinciden en que las condiciones oceánicas y atmosféricas prevalecientes en nuestra área geográfica favorecerán nuevamente que el número de organismos ciclónicos tropicales con nombre supere el promedio histórico de 14, correspondiente a la serie de años 1991-2020.
El confeccionado por especialistas del Centro del Clima y del Centro de Pronósticos, de nuestro Instituto de Meteorología, prevé la formación en toda la región enunciada de 15 tormentas tropicales, de las cuales ocho podrán alcanzar la categoría de huracán.
De la cantidad expresada, diez se originarían en el océano Atlántico, tres en el mar Caribe y dos en el Golfo de México. Para Cuba, en específico, el peligro de que sea afectada por al menos un huracán es de un 50 % (superior al peligro climatológico anual de un 35 %), mientras la probabilidad de que, por lo menos, una tormenta tropical impacte al territorio nacional es del 70 %.
ANATOMÍA DE LOS CICLONES
El máster en Ciencias Armando Caymares Ortiz, especialista principal del Centro de Pronósticos del Instituto de Meteorología, precisó a Granma que ciclón tropical es un término genérico utilizado para designar los centros de bajas presiones surgidos sobre las aguas oceánicas de la zona tropical y subtropical.
Tomando en cuenta la velocidad de los vientos máximos sostenidos promediados en un minuto, los ciclones tropicales (ct) se clasifican como depresión tropical, cuando son inferiores a los 63 kilómetros por hora; tormenta tropical, de 63 a 118 km/h, y huracanes si igualan o superan los 119 km/h.
Para catalogar los huracanes existe la llamada escala Saffir-Simpson, que los divide en cinco categorías. Son de categoría uno aquellos con vientos máximos sostenidos entre 119 y 153 km/h; categoría dos, de 154 a 177; categoría tres, entre 178 y 208; categoría cuatro, de 209 a 251; y categoría cinco a partir de los 252 km/h. De la tres en adelante, son considerados intensos.
Como notificó el máster en Ciencias Armando Caymares, los factores más peligrosos de estos eventos meteorológicos son la llamada marea de tormenta o surgencia, que ocurre sobre todo en los huracanes mayores. Se trata de una abrupta elevación del nivel del mar, la cual se produce hasta unos 180 kilómetros a la derecha del punto por donde el centro del organismo ciclónico penetre en tierra.
«Los otros elementos sumamente dañinos son las lluvias intensas, capaces de tributar acumulados superiores a los 400 milímetros en 24 horas, y la magnitud de la fuerza de los vientos».
Indicó que los ct reciben nombre una vez alcanzada la fase de tormenta tropical. Para ello, el Comité de Huracanes de la iv Región de la Organización Meteorológica Mundial, a la cual Cuba pertenece, utiliza una lista de 21 nombres, confeccionada, en orden alfabético, en los idiomas inglés, francés y español, la cual se repite cada seis años.
«En caso de ocurrir una temporada muy activa que sobrepase esa cantidad de organismos ciclónicos, se acude a una relación complementaria que sustituyó el uso de las letras del alfabeto griego, a partir de 2020».
Cada año, antes de la llegada del semestre de los ciclones, la referida instancia se reúne y, por acuerdo de sus miembros, retira las denominaciones de los ciclones tropicales causantes de grandes daños, puntualizó Caymares Ortiz.
La primera tormenta tropical de 2025 se llamará Andrea. Completan el listado de nombres Barry, Chantal, Dexter, Erin, Fernand, Gabrielle, Humberto, Imelda, Jerry, Karen, Lorenzo, Melissa, Nestor, Olga, Pablo, Rebekah, Sebastien, Tanya, Van y Wendy.
En junio, la zona de formación de mayor interés para Cuba es el mar Caribe occidental. Casi siempre, los originados en esa área se mueven en trayectorias próximas al norte. Las provincias occidentales y el municipio especial Isla de la Juventud son las más expuestas.
Tomado de Granma