Durante su intervención en la Mesa Redonda este jueves, el ingeniero Mario Castillo Salas, director adjunto de la Unión Eléctrica, ofreció un detallado panorama sobre el estado actual del sistema electroenergético nacional (SEN), marcado por un déficit significativo y acciones en curso para su recuperación.

Castillo informó que a las 6:50 p.m. del jueves, la disponibilidad energética del país era de 1580 megavatios, frente a una demanda de 3319 megavatios, lo que generó un déficit de 1735 megavatios. En ese momento, se encontraban apagados 1779 megavatios. “Esto da una idea de que estamos en el camino de lo que se había pronosticado para la jornada”, señaló el especialista.

El ingeniero reconoció que las afectaciones siguen siendo “evidentemente muy altas”, y atribuyó esta situación a la complejidad crítica del sistema, que ha sido explicada en varias ocasiones.

En ese sentido, recordó que el ministro de Energía y Minas, Vicente De la O’Levy, también abordó el tema en una reciente rueda de prensa, afirmando que “estamos en la misma situación crítica que ya se ha explicado y estamos conscientes del efecto que tiene la falta de suministro eléctrico tanto para la actividad productiva como para la vida cotidiana de las personas”.

Castillo recalcó que “la energía térmica sigue siendo la base de nuestra generación eléctrica”, representando más del 50 % de la producción nacional. En el escenario actual, esta tecnología tiene un peso mayor dentro de la generación base, permitiendo el funcionamiento estable de un sistema “muy dinámico y muy complejo”.

Explicó que, actualmente, de los 16 bloques térmicos disponibles, tenemos dos en avería: el bloque 5 de la unidad de 10 de Octubre, que se encuentra en proceso de calentamiento para su sincronización, y la unidad tres de Renté, que ha estado en reparación por una varilla de control dilatada, y cuya sincronización se espera para este viernes.

El ingeniero mencionó otras unidades en mantenimiento, como la unidad cinco de Mariel, que podrían estar sincronizada para el sábado. Destacó especialmente la unidad Felton 1, cuya prueba hidráulica de la caldera se realizaría en noche de este jueves. “Estamos en ese camino, y yo creo que es de las buenas noticias que podemos dar, porque esta es una unidad muy importante”, afirmó.

Asimismo, señaló que las unidades de Céspedes, Felton y Guiteras son claves para el sistema, y que dos bloques en mantenimiento prolongado —uno en Santa Cruz del Norte y otro en Cienfuegos— tienen prevista su sincronización para octubre.

Con estas incorporaciones, se estima que podrían sumarse unos 350 megavatios al sistema, lo que permitiría mejorar la situación actual. Aunque Castillo advirtió que esto no implicaría una disminución significativa de los apagones, sí colocaría al país “en una condición totalmente diferente”, especialmente para enfrentar el pico nocturno y aprovechar mejor la generación diurna, apoyada por fuentes fotovoltaicas.

El especialista también destacó el papel creciente de la energía solar en el SEN, con más de 700 megavatios de capacidad instalada en parques fotovoltaicos, de los cuales más de 650 provienen de un proyecto inversionista iniciado en febrero. “Estos parques están dando la energía que se calculó, incluso superior a la que habíamos evaluado en los diseños”, aseguró.

Se prevé que este programa culmine con 51 parques sincronizados para diciembre, además de otros 200 megavatios provenientes de donaciones internacionales, cuyos primeros 35 megavatios estarán disponibles en octubre.

Castillo subrayó que la generación distribuida es “vital y estratégica”, especialmente en situaciones de contingencia. Desde el inicio del programa de recuperación, se han incorporado más de 400 megavatios. Aunque esta tecnología enfrenta desafíos como el desgaste de motores y la escasez de combustible y lubricantes, su rápida recuperación y despliegue territorial la convierten en una herramienta esencial para garantizar el suministro en zonas aisladas y activar microsistemas en caso de caída del sistema nacional.

En medio de los prolongados apagones que afectan al país, el director adjunto de la Unión Eléctrica ofreció una explicación detallada sobre las causas y las acciones en curso para mitigar el déficit energético. Según Castillo, una de las claves está en la generación distribuida, tecnología que ha sido tratada como “estratégica” dentro del programa gubernamental para la recuperación del sistema eléctrico nacional.

De manera directa, el ingeniero afirmó: “La generación distribuida es clave, de esa manera, por supuesto, se le ha dado el tratamiento en este programa de gobierno para la recuperación del sistema nacional”. Desde el inicio de dicho programa, se han incorporado más de 400 megavatios, recuperando unidades que estaban fuera de servicio por mantenimiento y otras causas.

Castillo explicó que esta tecnología, basada en motores de combustión, fue diseñada originalmente para cubrir picos de demanda y funcionar en momentos de emergencia. Sin embargo, debido al deterioro de las plantas termoeléctricas, se ha tenido que extender su uso más allá de lo previsto, lo que ha afectado su disponibilidad. Actualmente, la capacidad instalada de generación distribuida alcanza los 1 122 megavatios, lo que representa apenas el 48% de su potencial total.

Ante cuestionamientos sobre la inversión en esta tecnología en medio de la escasez de combustible y lubricantes, Castillo respondió que, aunque los recursos son limitados, “tenerla disponible es una garantía ante condiciones de contingencia”. Como ejemplo, mencionó que durante una caída del sistema eléctrico, se logró restablecer el servicio en centros vitales de la provincia de Granma en menos de una hora gracias a los microsistemas activados con generadores distribuidos.

Además, subrayó que esta tecnología permite crear “islas energéticas” que ayudan a encender las termoeléctricas, lo que la convierte en un componente esencial para la estabilidad del sistema. “Es estratégico tener disponible estas tecnologías, aún cuando muchas veces no tenemos combustible”, reiteró.

Castillo reconoció el esfuerzo conjunto de los trabajadores del sector eléctrico y petrolero, destacando que “no se distinguen petroleros, eléctricos, realmente en esta batalla cubana por tratar de dar un poquito más de luz al pueblo”. A pesar de las dificultades, se continúa apostando por la recuperación gradual de esta fuente de generación, vital para garantizar el suministro eléctrico en zonas aisladas y momentos críticos.

Durante su intervención en la Mesa Redonda, el ingeniero Mario Castillo Salas reconoció que la escasez de lubricantes ha sido una de las causas que ha limitado el uso de motores disponibles en la generación distribuida. “También hemos tenido afectaciones por eso”, afirmó, aunque señaló que en los últimos días la situación ha comenzado a mejorar. Según Castillo, ya se ha iniciado una recuperación que ha reducido la indisponibilidad operativa por esta causa, y se espera que continúe mejorando en los próximos días.

Además del déficit de lubricantes, el especialista mencionó que las condiciones climáticas también han influido negativamente. El calor extremo, las tormentas locales y las lluvias han dificultado el trabajo de los técnicos eléctricos y han afectado la capacidad de generación de las fuentes renovables, especialmente los parques fotovoltaicos.

Programa inversionista

El ingeniero Mario Castillo Salas, director adjunto de la Unión Eléctrica, explicó en la Mesa Redonda que se viene ejecutando de manera muy satisfactoria un programa inversionista que, en sus tres indicadores fundamentales, supera ampliamente los estándares habituales de este tipo de procesos. Destacó que los parques están generando una cantidad de energía superior a la prevista en los cálculos y diseños iniciales.

Subrayó que uno de los logros más significativos ha sido el cumplimiento de los plazos establecidos, aspecto crucial dada la urgencia del contexto actual. Señaló que se trata de un programa desarrollado con gran esfuerzo y una sólida articulación entre diversos actores.

Reconoció expresamente la participación del Ministerio de la Construcción, por su respuesta eficaz en el proceso, y de la Unión de Construcción Militar. Enfatizó que se ha trabajado con unidad y compromiso para sincronizar la mayor cantidad de parques posible en el menor tiempo, incluso acortando los cronogramas originales.

Reiteró que el programa avanza con buen ritmo y que existe plena confianza en su cumplimiento, con la meta de concluir la construcción de 51 parques e incorporar más de 1000 megavatios al sistema.

Además, informó sobre otras iniciativas vinculadas a la energía solar, impulsadas principalmente mediante la solidaridad, la cooperación internacional y donaciones de países amigos. Estas permitirán sincronizar 200 MW adicionales al sistema electroenergético nacional. De ese total, los primeros 35 MW —correspondientes a siete parques— estarán listos para ser aprovechados a partir de octubre, y el proceso continuará durante 2025 y 2026.

El ingeniero Castillo Salas explicó la relevancia de incorporar tecnologías de almacenamiento con baterías (BESS), que permiten optimizar el rendimiento de las inversiones y garantizar la estabilidad de un sistema altamente variable por factores climáticos, como los días nublados.

Estos sistemas contribuyen a mantener la frecuencia eléctrica y a reforzar la seguridad operativa, brindando además un alivio a la generación distribuida y favoreciendo el ahorro de combustible, al cerrar la brecha entre los picos de demanda del mediodía y la noche.

Al ser consultado sobre el estado de las redes, reconoció que los desafíos no se limitan a la generación. Explicó que el sistema electroenergético nacional es completamente integrado, y que las instalaciones de transmisión y distribución también enfrentan carencias, obsolescencia y un déficit acumulado en mantenimiento. Esta situación, agravada por las altas temperaturas que elevan el consumo y sobrecargan líneas y transformadores, así como por la alta incidencia de descargas atmosféricas, ha generado un elevado número de interrupciones y averías.

Detalló que, aunque muchas averías en cables, aisladores o postes pueden resolverse in situ, el mayor desafío lo representan los transformadores dañados, que requieren sustitución. Para ello, se depende de la capacidad de producción de la fábrica de transformadores y del trabajo de cuatro talleres de reparación ubicados en Manzanillo, Villa Clara y dos en La Habana. No obstante, admitió que no se cuenta con todas las condiciones necesarias para cubrir la demanda, lo que ha generado una situación compleja, con más de 100 transformadores pendientes de reposición. En algunos casos, esto ha obligado a afectar el suministro a entidades empresariales para priorizar el servicio a la población.

Concluyó señalando que estas averías en la red se suman a los apagones provocados por el déficit de generación, conformando un escenario muy complejo para la ciudadanía.

Aseguró que todo el personal trabaja de manera ininterrumpida para atender las interrupciones en el menor tiempo posible.

Finalmente, expresó que el sistema mira con esperanza la culminación de importantes reparaciones en capacidades de generación, especialmente en la unidad 4 de Cienfuegos, por su alto valor estratégico para la estabilidad del sistema.

El impacto de los apagones

La viceministra de Energía y Minas, la ingeniera Tatiana Amarán Bogachova, abordó con claridad el grave impacto de los apagones en la vida cotidiana de la población. “Los apagones afectan la vida de la población: en nuestros hogares, en la economía, en las empresas; y, sin dudas, la prolongación de esta situación ha hecho que uno se vaya agotando, estresando cada vez más”, expresó.

Reconoció que esta situación incide directamente en el trabajo, el descanso y la rutina diaria de todos, y enfatizó la necesidad de abordar el tema sin minimizar el malestar que genera.

Explicó que la crisis actual es resultado de una combinación de factores internos y externos. Entre los internos, destacó problemas estructurales acumulados durante años. “Nuestro sistema electroenergético sufre de problemas estructurales que hemos arrastrado durante bastante tiempo”, señaló.

El primer problema es la infraestructura envejecida: “Nuestras termoeléctricas, que forman parte de la generación base, acumulan ya décadas de explotación. La mayoría tienen más de 30 años de uso, cuando por diseño su vida útil es de 25 o 30 años como máximo, y todas sobrepasan esa edad”.

Comparó la situación con “pretender que un carro de los años 70 funcione todos los días como si fuera nuevo”, lo que provoca que las averías sean “lamentablemente cada vez más frecuentes y, en algunos casos, catastróficas”.

Como segundo problema interno, mencionó la falta de mantenimiento e inversiones. “Hemos tenido serias dificultades para realizar mantenimientos profundos, especialmente los mantenimientos capitales y la modernización que un sistema industrial de este tipo requiere”. Esto se debe, en primer lugar, a “limitaciones financieras”, aunque también reconoció que “no podemos descartar ni dejar de subrayar que también ha habido problemas de planificación, de calidad y errores”.

Abordó específicamente el desafío del uso del crudo nacional: “Nuestras termoeléctricas están preparadas para quemar este combustible nacional, pero por sus características químicas —alto contenido de azufre y vanadio— los ciclos de mantenimiento se acortan”. En medio de la crisis actual, ha sido “a veces imposible realizar el mantenimiento en el tiempo requerido y con el alcance necesario”.

Como tercer problema interno, señaló que, aunque se ha apostado por las energías renovables, “los proyectos contenidos en la política aprobada en junio de 2014 no se han ejecutado con la velocidad y el ritmo que necesitamos”.

Reconoció que “la ejecución ha sido más lenta, no solo en nuestras inversiones, sino también en la inversión extranjera”, lo que mantiene una “dependencia abrumadora” de los combustibles fósiles. No obstante, destacó que “el ritmo de instalación de energía solar fotovoltaica en el último año —2024 y lo que va de 2025— se ha ido recuperando”, gracias a grandes proyectos que permitirán que “al cierre de este año contemos con más de 1000 MW en energía solar fotovoltaica aportando electricidad”.

También se refirió al impacto de los fenómenos climatológicos extremos: “Los huracanes de los últimos años, como Ian, Sandy y, más recientemente, Oscar y Rafael, han ocasionado severos daños en la infraestructura eléctrica del país, lo que ha obligado a destinar recursos importantes para su recuperación”.

Al abordar los factores externos, la viceministra del Minem fue enfática: “Chocamos con un muro de problemas externos, y es un muro que a veces no todos entienden o no conocen en su verdadera dimensión, pero existe y hay que hablar de él con claridad”, dijo, al hacer referencia al bloqueo económico, comercial y financiero que los Estados Unidos mantiene contra Cuba desde hace décadas, pero especialmente recrudecido en los últimos años.

Aclaró que el bloqueo “no es una excusa ni retórica: es un hecho legal y económico que estrangula todas nuestras posibilidades y capacidades de desarrollo”.

Para ilustrar concretamente cómo afecta el bloqueo al sector energético, explicó: “La mayoría de las empresas en el mundo que fabrican tecnología de avanzada —o que desarrollan componentes para sistemas eléctricos— son compañías con participación estadounidense o que utilizan piezas sujetas a las restricciones del bloqueo”. Esta situación limita drásticamente el acceso a tecnología, repuestos y financiamiento necesarios para la modernización y reparación del sistema electroenergético nacional.

El freno del bloqueo

¿Por qué resulta tan difícil resolver la crisis energética en Cuba? La respuesta expresada por la ingeniera Tatiana Amarán Bogachova, viceministra del Ministerio de Energía y Minas, fue clara y contundente: el bloqueo económico impuesto por el gobierno de los Estados Unidos.

Durante su intervención en los últimos minutos de la Mesa Redonda, Amarán expuso con ejemplos concretos cómo las restricciones impuestas por Washington obstaculizan gravemente el funcionamiento y desarrollo del SEN. Sus declaraciones se suman a las del ministro de Relaciones Exteriores, Bruno Rodríguez Parrilla, quien también denunció el carácter extraterritorial y coercitivo de estas medidas en una comparecencia televisiva este miércoles.

Comentó que uno de los casos más ilustrativos es el de la Empresa de Mantenimiento a Centrales Eléctricas (EMCE). Si un componente técnico tiene al menos un 10% de origen estadounidense, Cuba no puede adquirirlo. Esta cláusula, impuesta por las leyes del bloqueo, obliga al país a buscar alternativas mucho más costosas, encareciendo exponencialmente el mantenimiento de sus plantas.

En 2023, una empresa europea accedió inicialmente a vender elementos clave para las termoeléctricas cubanas. Sin embargo, al conocer que el destino final era Cuba, canceló el contrato. “¿La razón? Presiones directas del gobierno estadounidense, que sabotea sistemáticamente los proyectos de la Unión Eléctrica Nacional mediante amenazas a inversores, bancos, puertos y navieras.
La adquisición de petróleo no escapa a esta lógica de asfixia”.

La viceministra reiteró que las empresas que intentan vender crudo a Cuba enfrentan multas millonarias, persecución legal y chantajes diplomáticos. Incluso los buques petroleros son impedidos de atracar en puertos cubanos, lo que encarece brutalmente el producto y limita el acceso a una fuente vital de energía.

Además, se aplican leyes absurdas como la del “uso dual”, que prohíbe la venta de componentes que puedan servir tanto para una termoeléctrica como para un submarino. Aunque el destino sea civil y transparente, el simple potencial de uso militar basta para vetar la operación.

Los bancos internacionales también son blanco de hostigamiento cuando realizan transacciones con Cuba. Esta presión financiera limita el acceso a créditos, impide pagos y bloquea acuerdos que podrían aliviar la situación energética del país, dijo.

“Más allá del daño económico, lo más grave es el daño moral”, afirmó la viceministra, quien denunció que utilizan las carencias para desviar la atención de la verdadera génesis del problema. “La crisis energética no es fruto de una mala gestión, sino de una política deliberada de estrangulamiento económico que busca generar descontento social y debilitar la soberanía nacional”.

Ante este panorama complejo, la viceministra Tatiana Amarán Bogachova hizo un llamado al pueblo cubano a mantener la confianza, fortalecer la unidad y renovar el compromiso colectivo. “A cada obstáculo encontraremos una solución”, aseveró con firmeza, convencida de que la resistencia y la creatividad del país son más poderosas que cualquier medida coercitiva.

En medio de las dificultades impuestas, Cuba sigue apostando por la soberanía energética, la innovación y la solidaridad.

En video, la Mesa

Tomado de Cubadebate

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