El 23 de agosto de 1960, cuando la Revolución recién comenzaba en la mayor de las Antillas, nació la Federación de Mujeres Cubanas (FMC).

Bajo el liderazgo de Vilma Espín, y con el impulso de Fidel, se tejió entonces una organización que se propuso derribar prejuicios, conquistar derechos y abrir caminos para millones de cubanas.

Desde aquel día, la FMC se convirtió en casa común y espacio de lucha, acompañando la transformación social en la comunidad, el barrio y la familia.

Hoy llega a su aniversario 65 con una historia marcada por once congresos, incontables batallas y protagonismo en la vida del país.

Sobre ese recorrido y los desafíos actuales, Cubadebate conversó con su secretaria general, Teresa Amarelle Boué, principal autoridad de la organización desde 2012.

¿Cómo valora la evolución de la FMC en estos 65 años?

—Ha sido profundamente transformadora, no solo para las mujeres, sino para la sociedad cubana en su conjunto. Desde su fundación en 1960, la FMC ha sido una fuerza articuladora de derechos, conciencia y participación, guiada por el legado de Vilma Espín, el pensamiento de Fidel Castro y por el compromiso de millones de mujeres en el país.

“Cada congreso ha marcado una etapa de madurez política, ampliación de derechos y diálogo con las nuevas generaciones. La FMC ha sabido mantenerse como espacio de encuentro.

“En este aniversario celebramos no solo lo logrado, sino la capacidad de la organización para adaptarse, escuchar y acompañar a las mujeres en sus desafíos cotidianos: la educación familiar, la incorporación al empleo, la superación profesional, el trabajo doméstico y de cuidados, el autocuidado, la lucha contra la violencia y la discriminación por razones de género.

“Hoy más que nunca, en medio de complejidades económicas y sociales, reafirmamos que el protagonismo femenino no es una consigna, sino una realidad que se defiende y se cultiva”.

Hablando de ese protagonismo, el Parlamento cubano es reconocido como uno de los de mayor participación femenina a nivel internacional. ¿De qué modo ha contribuido en ese resultado la labor de la FMC?

—La representación femenina en la Asamblea Nacional del Poder Popular es fruto de una construcción política sostenida, donde la FMC ha desempeñado un papel esencial. Desde sus inicios, la organización trabajó para que las mujeres no solo participen, sino que incidan y ocupen espacios de decisión con voz propia.

“Este logro se ha cultivado durante décadas, mediante procesos de formación política, acompañamiento comunitario y promoción del liderazgo femenino en todos los niveles. La FMC ha sido escuela de ciudadanía, de conciencia crítica, de compromiso social. Y esa siembra se refleja hoy en un Parlamento donde el 56.7% de los escaños están ocupados por mujeres, una cifra que nos coloca como el segundo país del mundo con mayor representación femenina, también con el 44.2 % de mujeres delegadas a las Asambleas Municipales del Poder Popular, casi alcanzando la paridad.

“Pero no se trata solo de números. Se trata de que esas mujeres parlamentarias llevan consigo las voces de sus comunidades, las principales preocupaciones y posibles soluciones a las problemáticas que enfrentan las mujeres en su cotidianeidad, el sentir de las jóvenes desde su participación efectiva en el proyecto social que estamos construyendo, las esperanzas de las abuelas que sostienen la vida cotidiana y que nos transmiten sus enseñanzas para seguir construyendo el país mejor que queremos. Se trata de una representación que nace del tejido social, no de cuotas impuestas.

“La FMC ha contribuido a este logro como movimiento de mujeres que ha sabido articular historia, formación y acción”.

Respecto a ese vínculo entre historia y actualidad, ¿cómo conecta la FMC a las más jóvenes con referentes como Fidel y Vilma, en un contexto marcado por nuevos feminismos y nuevas tecnologías?

–Ese ejercicio implica más que memoria histórica. Fidel fue el gran aliado en la lucha de las mujeres cubanas, con su convicción de que éramos una Revolución dentro de la Revolución, como tantas veces dijo. Y Vilma, con su carácter dulce y firme a la vez y su pensamiento de avanzada, sigue siendo brújula ética y política para todas nosotras.

“Hoy, en medio de nuevos lenguajes, la FMC se esfuerza por traducir ese legado a códigos que dialoguen con las inquietudes actuales, sobre todo de las adolescentes y jóvenes, como garantía de la continuidad de la organización.

“Lo hacemos desde la educación popular, los barrios, las redes sociales, y los espacios de formación y debate que convocan a la nueva generación a pensar críticamente su lugar en la sociedad.

“No se trata de imponer referentes, sino de mostrar cómo esos caminos trazados por Vilma y Fidel poseen total vigencia: en la lucha contra la violencia de género, en la defensa de los derechos sexuales y reproductivos, en la participación política y social.

“Las tecnologías nos permiten amplificar voces y construir redes. Pero también nos retan a ser más creativas y cercanas. Por eso, cada acción de la FMC busca que las jóvenes no solo conozcan la historia, sino que la sientan como propia, que la analicen e interpreten, pero que nunca la olviden. Porque sin memoria no hay futuro”.

Uno de los proyectos más relevantes para la población femenina en los últimos años ha sido el Programa Nacional para el Adelanto de las Mujeres. ¿Puede profundizar un poco en sus principales avances y cómo se articula con otra iniciativa medular como el Código de las Familias? 

—El Programa Nacional para el Adelanto de las Mujeres (PAM) ha sido una hoja de ruta esencial en la institucionalización de la igualdad de género en Cuba. Desde su aprobación por Decreto Presidencial, en marzo de 2021, ha promovido políticas públicas que reconocen y enfrentan las múltiples formas de discriminación, sobre todo en los espacios económicos, sociales y familiares. Para ello se articulan varias organizaciones y entidades del gobierno.

“Entre sus avances concretos destacan la creación de mecanismos de seguimiento y evaluación con enfoque de género, la capacitación de funcionarios públicos para incorporar esta perspectiva en sus prácticas, y el fortalecimiento de servicios de atención a mujeres en situación de vulnerabilidad. Además, ha promovido acciones comunitarias para prevenir la violencia de género, visibilizar el trabajo de cuidados y fomentar el empoderamiento económico femenino.

“También se crearon las casitas infantiles en centros laborales; se actualizó el decreto de la Maternidad de la Mujer Trabajadora y la Responsabilidad de las Familias; se aprobó el decreto 109 sobre el Sistema Nacional para el Cuidado Integral de la Vida en Cuba (que garantiza el cuidado como empleo para las madres o un miembro de la familia que tengan menores con discapacidad severa); se fundó el Observatorio de Cuba sobre Igualdad de Género; y se publicó el decreto sobre el acoso laboral, entre otras iniciativas.

“La articulación con el nuevo Código de las Familias ha sido especialmente significativa. Este Código, aprobado en 2022, recoge muchos de los principios impulsados por el PAM: el reconocimiento de la diversidad familiar, la corresponsabilidad en los cuidados, la protección de los derechos de niñas, mujeres y personas adultas mayores, y la garantía de una vida libre de violencia.

“La FMC, como mecanismo nacional para el adelanto de las mujeres, ha sido puente entre ambos instrumentos, asegurando que las transformaciones legales se traduzcan en prácticas cotidianas, conciencia social y justicia vivida.

“Ambos marcos —el PAM y el Código— son expresiones de una voluntad política que entiende que el adelanto de las mujeres es condición indispensable para el desarrollo del país. Y en ese camino la FMC sigue siendo protagonista”.

En su más reciente congreso, la FMC identificó como retos la necesidad de una mayor incorporación de las mujeres al empleo, la sobrecarga en tareas domésticas y de cuidados y la violencia de género. ¿Qué políticas está implementando la organización para abordar estos desafíos, sobre todo en las comunidades en situación de vulnerabilidad?

—La FMC ha asumido estos retos con una mirada integral, reconociendo que no se trata de problemas aislados, sino de expresiones interconectadas de desigualdad.

“En las comunidades en situación de vulnerabilidad, donde las brechas se agudizan, nuestras acciones buscan ser transformadoras desde lo cotidiano. En el activismo destacan las trabajadoras sociales voluntarias, las brigadistas sanitarias, y las representantes ante los consejos populares y los grupos de prevención a nivel comunitario, que se articulan con organismos, instituciones y organizaciones de la sociedad civil.

“En primer lugar, me voy a referir a la violencia de género. Para abordarla se han aprobado varias normas jurídicas que visibilizan la prevención y el enfrentamiento a las conductas femicidas. Hemos fortalecido los espacios de orientación jurídica y psicológica, y estamos capacitando a promotoras comunitarias para que actúen como redes de apoyo y alerta temprana.

“Implementamos la Estrategia integral de prevención y atención a la violencia de género y en el escenario familiar, para lo cual ha sido esencial la articulación con los Órganos y Organismos de Administración Central del Estado, y el trabajo preventivo en las comunidades, centros educaciones y entidades con alta concentración de mujeres.

“De igual modo, lideramos acciones de comunicación social en el espacio físico y virtual con Jornadas por la no violencia los días 25 de cada mes (o Día Naranja), talleres, campañas, y espacios de diálogo que desmontan estereotipos y promueven relaciones respetuosas.

“Desde las Casas de Orientación a las Mujeres y las Familias, las consejerías para atender a las víctimas y las casas taller a nivel comunitario, fortalecemos nuestra labor de prevención y atención integral a la violencia de género y en el escenario familiar.

“También con ese fin desarrollamos junto a organizaciones internacionales el proyecto Respuesta Nacional a la Violencia Basada en Género, donde están involucrados 40 municipios del país de las 15 provincias, y el proyecto No Más, dirigido al fortalecimiento de las consejerías, con un alcance en seis municipios de Las Tunas, Granma, Guantánamo y la Habana.

“En relación con la sobrecarga doméstica y las labores de cuidado, estamos impulsando una agenda que visibiliza el trabajo de cuidados como un eje de justicia social. Promovemos el debate sobre la corresponsabilidad entre las familias, el Estado y el activismo social y trabajamos con organizaciones locales para crear servicios comunitarios que alivien esa carga: desde casitas infantiles hasta redes de apoyo entre mujeres.

“Respecto al empoderamiento económico, la FMC está desarrollando programas de formación técnica y emprendimiento, con énfasis en sectores productivos locales. Apoyamos a mujeres en proyectos agroecológicos, cooperativas, y microempresas, y facilitamos el acceso a financiamiento y redes de comercialización. Pero más allá de la economía, hablamos de autonomía: que cada mujer pueda decidir, crear, sostenerse y aportar desde su realidad.

“Un espacio de significativa importancia para contribuir al empoderamiento económico de las mujeres y jóvenes son las Casas de Orientación a las Mujeres y las Familias, que imparten programas de adiestramiento. En 2024, por ejemplo, se impartieron 2 950 capacitaciones y se graduaron más de 79 000 personas, el 72% de ellas jóvenes desvinculados del estudio y el trabajo.

Estas políticas no son recetas, sino procesos vivos que se construyen con las mujeres, desde sus saberes, luchas y sueños.

 

Pocos países como Cuba cuentan con instituciones municipales para atender los problemas relacionados con la familia y la mujer. Foto: Archivo.

De cara al futuro próximo, ¿cuáles son los principales retos y metas de la organización?

—Los desafíos son tan complejos como urgentes, y nos convocan a una acción más profunda, articulada, y transformadora.

“En primer lugar, está el reto de garantizar el funcionamiento de la mayoría de los bloques y delegaciones para incrementar la participación de las mujeres, en un contexto económico difícil, que se complejiza a partir del recrudecimiento del bloqueo económico y financiero impuesto por el Gobierno de Estados Unidos.

“La FMC debe ser un espacio donde las mujeres puedan adquirir habilidades que les permitan crear, decidir y desarrollarse.

“La migración también plantea desafíos concretos, con la ruptura de redes de cuidado y la sobrecarga de las mujeres que permanecen, muchas veces adultas mayores, sosteniendo hogares.

“En paralelo, el envejecimiento demográfico nos interpela como país y como organización. Cuba es hoy una de las naciones más envejecidas de América Latina, y la mayoría de esa población mayor son mujeres. Por eso, la FMC está reevaluando su agenda hacia el cuidado, la protección social y la participación activa de las adultas mayores en la vida comunitaria.

“Otro reto clave es el fortalecimiento del trabajo con enfoque intergeneracional. Las jóvenes traen consigo nuevas formas de pensar, nuevas tecnologías, nuevas preguntas. La FMC tiene que dialogar con ellas desde el respeto y la construcción colectiva.

“En cuanto a metas, estamos enfocadas en consolidar la implementación del Programa Nacional para el Adelanto de las Mujeres, asegurando que sus objetivos se traduzcan en políticas concretas en cada territorio.

“También trabajamos en la articulación con el Código de las Familias y la Estrategia Integral para la Prevención y Enfrentamiento a la Violencia de Género y en el Escenario Familiar, para que sus avances legales se conviertan en prácticas cotidianas de equidad, cuidado compartido y protección de derechos”.

Precisamente, en un escenario global de retrocesos en derechos reproductivos y violencia de género, ¿qué experiencias de Cuba podrían inspirar a otros movimientos de mujeres en el mundo?

—Nuestro país puede ofrecer modestas experiencias que, aunque perfectibles, y no con toda la efectividad que necesitamos, inspiren a otros movimientos de mujeres por su enfoque comunitario, su vocación educativa y su articulación institucional, al igual que nosotras también escuchamos buenas prácticas de otros pueblos.

“Como coordinadoras de la Oficina Regional de la Federación Democrática Internacional de Mujeres (FDIM), que cuenta con 63 organizaciones, promovemos el intercambio con los movimientos de mujeres de la región y una agenda común que contribuya a la lucha por los derechos y garantías para los sectores femeninos.

“Destacamos también la labor del Capítulo Cubano de la Marcha Mundial de Mujeres (MMM), que ha desarrollado la jornada internacional de las 24 horas de acción feminista, dando prioridad a la denuncia del bloqueo del Gobierno de los Estados Unidos hacia nuestro país. El espacio que ocupa Cuba como vicepresidenta de la Conferencia Regional de la Mujer de la CEPAL nos permite intercambiar experiencias con los gobiernos y los movimientos feministas.

“Una de las fortalezas de nuestro modelo ha sido contar con la voluntad política. Por ejemplo, nuestro sistema de educación y salud público, con acceso gratuito y universal, reconoce y garantiza la atención a la salud sexual y reproductiva. Las mujeres cubanas tienen derecho al aborto legal desde 1965, y eso ha sido una conquista silenciosa, pero poderosa, ampliada en la nueva Ley de Salud de Cuba, y que contrasta con los retrocesos que hoy vemos en países donde se criminaliza el cuerpo femenino.

“También destaca el trabajo de la FMC en la prevención de la violencia de género, especialmente desde las casas de orientación a las mujeres y las familias y las consejerías que funcionan como espacios de escucha, formación y acompañamiento. Aunque enfrentamos retos en todos los espacios, la experiencia cubana muestra cómo la organización comunitaria puede ser una red de protección y resistencia.

“En medio de un contexto global donde los derechos de las mujeres son puestos en duda, Cuba sigue apostando por una visión integral: que la equidad no se limite a lo legal, sino que se viva en la salud, en la educación, en la economía, en la cultura. Y esa apuesta, construida desde la Revolución, desde Fidel, Vilma, desde cada mujer que organiza su barrio, puede ser faro para quienes hoy luchan en escenarios más adversos”.

Tomado de Cubadebate

 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *