Qué lindo es ver a la Ciudad de los Portales engalanada con música y danza de calidad y gozo sublimes. Qué lindo que a alguien se le haya ocurrido seguir fomentando la buena cultura y llevarla por las calles como quien lleva una sonrisa contaminante entre los labios. Como quien lleva de la mano esa ofrenda floral para dejarla a los pies del Apóstol en el parque Martí.

Y después de escuchar las palabras necesarias en la voz de la presidenta de la Asamblea Municipal del Poder Popular Viviana González, la tropa de bailarines, fotógrafos y artistas del teatro se reúnen en la sede del Comité Provincial de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba en Ciego de Ávila para el brindis de bienvenida.

Allí la música cubana sale a borbotones.

Así, me parece, van las cosas en este primer día de la II jornada Internacional Danzar en casa. La gente lo dice a cada paso, porque lo piensa, porque lo está viendo. Y la danza ahí, en varias partes del centro del pueblo, hace que los corazones y los pies se muevan al ritmo también de los que aman y fundan.

Viven en armonía la contemporaneidad y lo tradicional. Los vivos colores y el más majestuoso tono del decoro. Van en sintonía con los tiempos que corren y a favor del buen arte danzario que no solo es de Ciego de Ávila, sino, también, de todo el universo.

Dedicado a los bailes tradicionales de Primero de Enero, y también en saludo al Primero de Mayo, Día internacional de los trabajadores, Danzar en casa es la puerta abierta a toda la buena energía que reconstruye aquello que se ha destruido.

Hizo bien el que pensó traer agrupaciones foráneas, como las niñas de la Embajada Artística Eirete de Paraguay. Y además, representantes de México.

Se logró, en este primer día, el feliz intercambio no solo de cultura sino también de humanidades.

De eso estuvo a cargo, en la sala Abdala, la profesora Amalia Gamarra de Paraguay. Sin grandes pretenciones, nos hizo entender bailando, pequeños detalles del baile paraguayo, la palomita, y de la idiosincrasia de sus bailadadores. Asunto que fue muy bien asumido por nuestros artistas.

Y así, en sana cofradía, vemos a los bailarines en el maratón dancístico no emulando entre ellos, no en un campo de batalla, sino danzando para que el público feliz los aplauda. Para que el público agradecido diga vítores, ovaciones, ponga rostro de gente maravillada, y sea feliz en apenas dos horas de espectáculo ininterrumpido y colmado de colores, ritmos, palmadas y pasos, agarres, sincopas, saltos, giros, volteretas, gritos y mucho más.

También el público aplaude con los alumnos de 5to.año de danza de la Escuela Elemental de Arte Ñola Sahíg Saínz, con su obra Inefable, que va desde el piso hasta las alturas y consigue la máxima expresión de la cara y el cuerpo. Belleza de futuro le aguarda a la danza avileña si son así todos sus graduados.

Y Art Nova le pone dinámica al maratón y Al Arte su gótica de sensualidad. Todos buscan agradar al pueblo. Nadie parece querer nada más que el alimento del ego.

Así es la danza, expresión de su gente y de la cultura. Transmiten un mensaje que es, como el teatro, reflejo de su tiempo. El público lo mira y lo vive.

Lo vive y luego lo mira. Porque se sabe vivo en esas escenas, en las historias que cuentan los cuerpos que bailan al son del viento o de la música más expresiva.

Ya por la noche, el patio de la UNEAC asume las maneras pedagógicas de María Lourdes Fernández en un performance dancístico que le sirve en sus clases de danza en la universidad. Suerte de monólogo que termina poniendo ejemplos de maneras de bailar en Cuba y en México, de donde es Lourdes.

También hay espacio para la sana teoría, para los libros y sus presentaciones a cargo de la MsC. Marilyn Garbey Oquendo, quien convocó la lectura de los libros Cien años con Ramiro Guerra, compilación de textos sobre la obra del maestro; y Conjunto folclórico nacional, itinerario de 6 décadas; ambos publicados por Ediciones Alarcos.

No importó que la sala Abdala sucumbiera al apagón inoportuno. Importaba la danza y la sana invitación a revivir nuestra historia del arte cubano, entre letras y passepied.

Quizás algunos piensen que es la primera vez que se le erige a la danza un altar como este. Pero sería injusto no reconocer a los otros eventos del pasado que hicieron posible el Danzar en casa. Y pienso en Solamente dos, y en otros como VI Jornada de la Danza.

Para los días que faltan, Danzar en casa tiene previsto jornadas en Majagua y Primero de Enero. Y sobre todo, que la Ciudad de los Portales consiga convertirse en la capital de la danza en Cuba.

Tomado de Invasor

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