La deshabituación al alcohol y otras drogas está en la mira de los trabajadores del Hospital Psiquiátrico Provincial Docente Nguyen Van Troi, de Ciego de Ávila, quienes en días recientes inauguraron una nueva sala para el tratamiento a mujeres con problemas de alcoholismo o adicción a otras sustancias psicotrópicas.

Según la doctora Dayma García Cepero, especialista de Primer Grado en Psiquiatría y directora de la institución, la medida se toma como respuesta al aumento de los casos de alcoholismo, y también ante la necesidad de perfeccionar y diversificar los servicios del hospital, que redundarán en una mejor atención a la salud mental de los avileños.

“Hasta ahora solo contábamos con este servicio para los hombres, pues no teníamos una sala donde ingresar a las mujeres, y debíamos ubicarlas junto a pacientes con enfermedades psiquiátricas descompensadas, que incluso podían resultar agresivos. Esto, obviamente, no era lo ideal”, explicó García Cepero.

“Con esta pequeña sala, ya podemos ofrecer a las pacientes alcohólicas un lugar tranquilo y acogedor, en el que desacostumbrarse a su adicción. También coordinamos con los grupos de Alcohólicos Anónimos el seguimiento a estas personas, una vez regresen a sus hogares”, añadió.

La joven galena explicó a Invasor que cada jueves, a las 10:30 de la mañana, se realiza en el Van Troi una psicoterapia colectiva para la deshabituación al alcohol, otras drogas y patologías adictivas, como las ludopatías ―adicción al juego― y los trastornos obsesivos.

Con 21 días de ingreso, el servicio de deshabituación al alcohol y otras drogas es una de las prestaciones de corta duración que posee el Van Troi, junto a la atención de urgencias psiquiátricas y las salas de tratamiento a pacientes con crisis psiquiátricas agudas.

En el servicio de larga estadía ingresan los pacientes que no han regulado estas crisis, además de aquellos de avanzada edad que ya no tienen una familia que los reciba y, en consecuencia, no se han reintegrado a la sociedad.

La institución también da seguimiento a algunos casos dados de alta, a través de un servicio denominado “hospital de día”. En él, los pacientes duermen en sus hogares, pero permanecen en el Psiquiátrico durante el horario diurno. Allí almuerzan, comen, reciben su medicación y hacen pequeñas labores de limpieza por las que son remunerados.

Se trata de 20 personas, algunas jóvenes, que no pueden trabajar en la sociedad porque sus enfermedades son totalmente invalidantes, y en el hospital encuentran una oportunidad de sentirse útiles y recibir, también, un estímulo monetario.

“Cualquier persona puede experimentar una enfermedad psiquiátrica. No necesariamente tiene que existir una discapacidad intelectual antes del primer brote psicótico. De hecho, hemos tenido casos de profesionales brillantes ―médicos, maestros, matemáticos― que un día desarrollaron estos padecimientos. Por eso es tan importante que cuidemos nuestra salud mental”, comentó la doctora Dayma.

“Nuestros pacientes a veces son muy discriminados en la calle. Y la mayoría, cuando no están descompensados, son personas maravillosas, que tienen derecho a reinsertarse en sus familias, en sus comunidades, y a disfrutar de la mayor calidad de vida posible”.

Tomado de Invasor

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