Hasta hace pocos años, para que los habitantes del municipio de Florencia pudieran sentir la “punzá del guajiro” mientras tomaban helado, era casi una obviedad que debían acortar las kilométricas carreteras que los separan de Ciego de Ávila o Morón, pues en su propia tierra no había nada parecido a una heladería.

Esta carencia, que tantas veces pesó en la lógica de muchos padres y en el deseo de tantos niños, vino a cambiar hace dos años con el surgimiento de un proyecto de desarrollo local (PDL), dedicado precisamente a elaborar el cremoso alimento.

A la donación de los primeros equipos, fueron sumándose el trabajo continuo de los integrantes del proyecto y la buena recepción por parte del pueblo florenciano, hasta que hoy el pequeño local comienza a ampliarse, y pronto agregará a sus ofertas panes, dulces y galletas.

Si algo distingue al PDL Producción Sostenible de Helados Florencia, además del nombre quizá demasiado largo, es el empeño por crecer en eficiencia, calidad y cantidad, y lograrlo desde el esfuerzo propio.

Luis Yoandry Rodríguez Pérez, representante del proyecto, conversa con Invasor acerca de los logros y retos del PDL, mientras apunta a este espacio, donde construirán las oficinas, y también a aquel otro, donde toca levantar el horno para la panadería-dulcería.

“Aunque ven helado de chocolate, lo más común es que trabajemos con frutas naturales, como el mango y el mamey. La leche de vaca llega con bastante regularidad y cuando no logramos conseguir azúcar, intentamos endulzar el producto con el jugo de la caña”, asegura.

Liliet Guardarrama Riverón, viceintendente del territorio, ubica el surgimiento de este PDL como parte de la estrategia de desarrollo municipal de Florencia, precisamente en el apartado destinado a la soberanía alimentaria.

“En muchas oportunidades, la población se nos acercaba con el planteamiento. Hacía falta un lugar donde se pudiera comprar helado, sin tener que viajar fuera del municipio. Había que lograrlo, sobre todo por nuestros niños. Y entonces surge la idea del PDL”, cuenta.

Además de su función comercial, este proyecto apoya a centros de interés social, como el círculo infantil, el hogar de ancianos y la casa de abuelos del municipio, con helado y yogurt natural para las meriendas.

Pero también hay problemas con el suministro de materias primas. “Aunque tenemos el dinero, a veces las mipymes y los cuentapropistas no quieren vendernos azúcar u otros productos que necesitamos, porque debe ser a través de transferencias bancarias y, según ellos, les cobran un impuesto.

Cuando aceptan, nos cobran a nosotros un 15 por ciento más, y eso incrementa los costos”, argumenta Luis.

Desde Florencia insisten en que todavía falta por destrabar unos cuantos sinsentidos económicos, para que el helado siempre pueda llegar al pueblo, con calidad y a precios justos. Y tienen razón. Su gente lo merece.

Tomado de Invasor

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