La llegada al gobierno en El Salvador del presidente Nayib Bukele en 2019 es motivo de reflexión y estudio de centros de pensamiento y expertos que, en algunos casos, consideran su forma de gobernar y de hacer política como “algo extraordinario y sorprendente”.

En un contexto político dominado en los inicios de este siglo por dos partidos, la Alianza Republicana Nacionalista (Arena) y el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), emergió la figura del actual mandatario para romper el tradicional bipartidismo.

Ganó popularidad en un contexto de desencanto político, y su ascenso y el éxito de su administración se atribuyen  a una campaña bien financiada y orquestada en los medios y las redes sociales,  donde esta figura se erige como referente “virtual” de buenas prácticas tanto en el país como en otros.

Esto, principalmente de Latinoamérica, donde encuestas lo ubican a la cabeza de cualquier tabla que mida el desempeño de los gobernantes de la región.

El doctor Óscar Picardo, director del Instituto de Ciencias, Tecnología e Innovación de la Universidad Francisco Gavidia, opina que el progreso de Bukele se debe al desencanto con las políticas públicas previas y al enfoque en cuestiones de seguridad, como el estado de excepción y los arrestos masivos.

A pesar de controversias y “daños colaterales”, los crímenes en El Salvador disminuyeron considerablemente bajo el mandato de Bukele. La tasa de homicidios a finales de septiembre cayó de la más alta del mundo a la más baja del hemisferio occidental: 2.3 por 100 mil en 2023, una diferencia abismal con el inicio de su gobierno.

En el caso de Bukele hay que decir que no existe declaración, publicación o análisis en medios de prensa o políticos donde no se le atribuya cualquier resultado positivo. Picardo opinó sobre esta realidad que es valorada por expertos y analistas en la búsqueda de explicación.

“Creo que Bukele, explicó, fue muy radical, y tuvo la suerte de tocar el punto medular de la seguridad, con el tema del estado de excepción, de la captura masiva, de la cárcel donde confina a más de 72 mil terroristas”.

Eso de cierta forma generó el culto de personalidad y es visto por algunos como un fenómeno político, sin una lógica o ideológica clara. Su popularidad es alta, con encuestas que lo sitúan como la figura más importante para los salvadoreños, valoró Picardo.

Criticado por sectores de derecha, por la izquierda y pudiera decirse que por la mayor parte del espectro político, es difícil ubicarlo en corriente alguna, aunque resulta visto como un populista que tanto se acerca a Estados Unidos como a China, pero con un sello distintivo propio en el afán de conseguir resultados.

En términos concretos, su gobierno enfrenta serios desafíos económicos: a lo externo la renegociación de la deuda, a lo interno el aumento de los precios de los alimentos y una disminución en las importaciones, exportaciones e inversión extranjera.

Recientemente la economía superó a la seguridad como la mayor preocupación de la población, según una pesquisa denominada “Evaluación Ciudadana de la Gestión Municipal 2023”, del Centro de Estudios de Opinión Pública (CEOP), de la Fundación Guillermo Manuel Ungo (Fundaungo).

Siete de cada 10 entrevistados estimaron que el costo de la vida aumentó en los últimos tres meses y la economía es el principal problema, aunque la seguridad no dejó de representar la principal carta que enarbola el mandatario para aspirar a reelegirse, una papeleta que acuñan las consultas.

El 88.5 por ciento de los interrogados durante el muestreo estimó que hay un incremento en el precio de la canasta básica, la cual en meses recientes superó los 250 dólares, un umbral nunca alcanzado en la zona urbana y que pudiera incidir en las urnas en 2024.

No obstante, la economía avanza con una proyección del Banco Central de la Reserva de un crecimiento de 2.6 por ciento, en el que se mezclan la caída de las exportaciones y el incremento de las remesas.

La proyección oficial es la más cercana en comparación con el 2.1 por ciento anticipado por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) o el 2.4 considerado por el Fondo Monetario Internacional (FMI).

En términos políticos, Bukele cambió su postura de oposición a  la reelección y, si mantiene la alta popularidad, acudirá a las urnas para seguir en el gobierno en junio de 2024, lo cual puede ser favorecido por su gran control sobre las instituciones y los recursos del Estado.

El principal desafío para las elecciones es el abstencionismo y el voto nulo, que representan alrededor del 20 por ciento en las encuestas.  Sin embargo, su alta popularidad le da una ventaja considerable y muy pocos estiman que no gane otro período presidencial.

Sin dudas, el actual mandatario emergió como una figura política destacada en medio de un clima de desencanto político y un enfoque en cuestiones de seguridad.

 

 

Su estilo de liderazgo y popularidad generó una especie de endiosamiento entre los compatriotas pese a que el bolsillo de los salvadoreños enfrenta desafíos económicos que pueden, en algunos casos, llegar a la pobreza extrema o la hambruna, según valoraciones de agencias de Naciones Unidas como la FAO o el Programa Mundial de Alimentos.

Sin embargo, el gobernante se encuentra en una posición sólida de cara a las próximas elecciones, de febrero de 2024, a las que va la oposición, tanto de izquierda como de derecha,  en total fragmentación ante el fracaso en unir fuerzas para enfrentarlo.

Hay mucho cálculo político, digamos de relojero, de filigrana, es decir, creo que Bukele también está generando unas condiciones de mucho miedo. Aquí el empresariado está en pánico, la academia igual, nadie habla en su contra, entonces, esa atmósfera lo va a mantener, valoró.

Como otros analistas, Picardo reiteró que Bukele acertó con el tema y tratamiento de los problemas de seguridad, sin descartar una bien articulada y financiada campaña de culto a la personalidad que le valió, en homenaje, una escultura del artista salvadoreño Carlos Chávez.

Pese al daño colateral de los inocentes, indicó, los homicidios bajaron en picada, la gente está tranquila en las comunidades, lo comenta mucha gente y creo que eso fue fortuito y beneficioso para él. Ahora el 95.6 por ciento de los salvadoreños lo considera como lo mejor de su presidente.

Dependiendo qué tanto golpee la economía, para algunos lo peor en estos momentos, habrá que ver si se produce un desgaste o una caída que pueda influir en la reelección, hasta hoy algo que no se avizora en el llamado Pulgarcito de las Américas.

A su favor juega que es un político joven conocedor del mundo de las comunicaciones, de las redes sociales y señala con mucha vitalidad el pasado a pesar de que él era parte del FMLN, pero se distancia y se desmarca con un modelo disruptivo que conecta muy bien con la gente emocionalmente.

Para no pocos analistas, estamos en presencia de un fenómeno de culto en la figura de Bukele, con altos índices de popularidad, haciendo cosas que no tienen una lógica política ni ideológica, declaró Picardo a Prensa Latina.

La última encuesta de la UFG mostró que el 39. 5 por ciento de los ciudadanos dijo que lo más importante para ellos es Bukele, luego la religión, con el 38.9, afirmó el experto.

Pese a algunos escándalos de parlamentarios de Nuevas Ideas y figuras del gobierno como el asesor nacional de Seguridad, Alejandro Muyshondt, que es atribuible a un típico desgaste de más de cuatro años, donde empiezan a haber fisuras y algún correlato electoral, Bukele mantiene su encanto para la mayoría de la población.

(Prensa Latina)

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