Cada 25 de octubre, el mundo se sumerge en una celebración única, el Día Internacional del artista. Este es un día de reverencia para los artistas y sus seguidores en todo el mundo, un momento en que se rinde homenaje a las invaluables contribuciones que los artistas hacen a la sociedad.

Es un día en el que se promueve y eleva la credibilidad y visibilidad de los artistas tanto a nivel local como global, reconociendo su impacto incalculable en nuestra sociedad.

El arte ha sido un elemento integral de la experiencia humana desde tiempos inmemoriales. Los primeros retazos de nuestra historia no están plasmados en libros, sino que residen en las pinceladas de pinturas, las formas esculpidas en la piedra y las melodías que se deslizan a través del tiempo, el arte es un faro que ilumina los aspectos ocultos y olvidados de nuestra historia.

Ellos y Ellas nos han sacado de la cotidianidad, nos han emocionado y maravillado, dejando en nuestros sentidos, en nuestros corazones y en nuestro intelecto unas marcas que recordamos, que nos interpelan. ¿Por qué? Porque los artistas nos hacen descubrir una nueva realidad, nos muestran facetas que ni siquiera sospechábamos, nos llevan a la belleza, a la armonía o, al contrario, a sentir el dolor, el horror o el terror de un mundo magistral.

Sin tener horario o día de la semana ahí están los amantes de la cultura, llegando a comunidades de difícil acceso, zonas rurales, teatros y parques con la satisfacción de hacer vibrar el alma y los corazones de ese público que atesora cada presentación.

Así son los artífices ávidos de entretejer historias bien contadas a través de personajes sobre las tablas, de encender la chispa de autores nacionales e internacionales de la literatura, de impresionarte con una obra de arte o simplemente de buscar ese antídoto necesario para que ese momento de alegría invada tu espíritu guerrero.

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