Sin demeritar el rol que desempeñan empresas agropecuarias estatales, como La Cuba (en Baraguá), la Arnaldo Ramírez (Primero de Enero) o la Integral Agropecuaria (municipio de Ciego de Ávila), el protagonismo del sector cooperativo y campesino sigue siendo un puntal que asegura un alto porciento de las producciones en esta provincia.
Ciego de Ávila emerge como una verdadera potencia a escala nacional, con un total de 132 cooperativas, 44 de ellas de producción agropecuaria (CPA) y el doble de créditos y servicios (CCS).
Los campesinos avileños, pese a las complejidades del momento que vivimos, aseguran más del 70 % de las producciones del territorio que llegan hasta los mercados agropecuarios, según afirmó Carlos Ivanoy González, miembro del Buró Provincial de la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños (ANAP), encargado de la esfera agroalimentaria.
Baste saber que, del mismo modo que en el resto del país, prácticamente toda la leche que se acopia en el territorio procede de rebaños campesinos, situación muy similar a renglones de gran trascendencia como el tabaco o la miel, por apenas citar dos más.
En viandas, hortalizas o cultivos como el arroz, maíz y frijol ha venido registrándose un volumen que, en sentido general, guarda correspondencia con lo planificado hasta la fecha, e incluso ligeramente superior.
Sin los más de 12 000 asociados que tiene la ANAP en la provincia el panorama sería muy complejo, eso nadie lo duda.
Si la contratación fluye sobre bases más objetivas aún, si a esa colosal fuerza se le llega mejor, se le persuade, motiva, estimula y compromete más, los volúmenes de acopio y de entrega pueden ser superiores o al menos no mantenerse en cotas similares. Y en muchos lugares (como las formas productivas que interactúan con la empresa La Cuba) se ha demostrado que es perfectamente posible. Hay que trabajar mucho, desde luego, y duro.
Sin embargo, los campesinos avileños, de cara al 26 de julio, tienen metas claras, y están dispuestos a cumplirlas.
Tomado de Granma