Con los reflectores apuntando al estadio Julio Antonio Mella y el sonido de dos colosos dispuestos a todo, Leñadores de Las Tunas y Cocodrilos de Matanzas reanudan hoy la batalla por la gloria en la 64 Serie Nacional de Béisbol.

Los tuneros, terceros del torneo y a solo juego y medio de los líderes yumurinos, buscarán hacer valer su fortaleza en casa y cortar la ventaja de un Matanzas que, con paso firme y ofensiva oportuna, sueña con mantener su reinado en lo más alto de la tabla.

Tras un largo paréntesis impuesto por el huracán Melissa, que barrió la región oriental y detuvo el pulso del campeonato, la Comisión Nacional decidió reanudar la competencia con un calendario intenso y emociones garantizadas.

Además del duelo estelar en Las Tunas, habrá acción en otros cuatro templos del béisbol: Industriales-Camagüey en el Latinoamericano, Villa Clara-Pinar del Río en el Augusto César Sandino, Ciego de Ávila-La Isla en el José Ramón Cepero y Cienfuegos-Guantánamo en el 5 de Septiembre.

Mañana será el turno de las provincias más golpeadas por el fenómeno meteorológico: Holguín, Granma y Santiago de Cuba, que volverán al diamante ante Artemisa, Mayabeque y Sancti Spíritus, respectivamente, en una jornada de reconstrucción y esperanza.

La clasificación mantiene a Matanzas (26-14) en la cúspide, perseguido muy de cerca por Holguín (25-14) y Las Tunas (22-13) e Industriales (23-14) respirándoles en la nuca.

A continuación se agrupan Artemisa (22-15), Santiago de Cuba (21-16), Mayabeque (21-18) y Sancti Spíritus (21-19), completando una zona de clasificación que promete una recta final sin respiro.

En el ámbito individual, brilla la figura del santiaguero Yoel Yanqui, quien partió a la Liga de Nicaragua como dueño de la triple corona ofensiva (.466 Ave, 14 jonrones, 50 impulsadas).

Desde el montículo, la elite también tiene nombres propios: Dariel Góngora (Camagüey) comanda con un asombroso 0.60 de efectividad; Michel Cabrera (Holguín) suma seis triunfos; Alberto Pablo Civil (Las Tunas) defiende ocho salvamentos, y el capitalino Pavel Hernández impone respeto con 61 ponches.

La pelota vuelve a rodar. El polvo rojo volverá a levantarse y, en cada estadio, miles de corazones volverán a latir al compás del béisbol cubano, ese idioma común que ninguna tormenta logra silenciar.

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