“Olvídate de las veces que has fallado. Tírale pa`rriba a la bola. Levántala, que ella se va”, fueron las palabras del director Dany Miranda, cuando le dio la oportunidad a Ronaldo Castillo de llegar a la caja de bateo, en rol de emergente, nada más y nada menos, que por Yordanys Samón, uno de los mejores toleteros del béisbol nacional del momento.

La historia se conoce: Grand Slam del hombre que defiende la segunda base de los Tigres, el pelotero que más ha crecido de un año a otro entre las filas de esa manada que hoy aspira al trono. Acto seguido, otro vuelacerca en solitario del corpulento Jonathan Bridón hizo deponer las armas de unos Leones que le cuesta un mundo, siquiera, “arañar” a los Tigres. Lo dicen las estadísticas.

Desde ese momento, acá en Ciego de Ávila, comenzó a preparase el recibimiento sin mucho glamour, pero merecido: es lógico que festeje un equipo que nadie dio, siquiera, para que clasificara; hoy tiene asegurado el segundo lugar y va a luchar por volver a ser rey de la selva, aunque les espera la más dura de las batallas: la que sostendrán ante los Leñadores por la discusión del título nacional de la III Liga Élite.

Una multitud lo esperó y les dio la bienvenida por las principales calles de la ciudad. Pañoletas en manos de pioneros, carteles, intercambio de palabras. Suposiciones y hasta sugerencias: “Dany, pide de refuerzo a Pável Hernández. Es mejor tenerlo en el equipo que no en contra del equipo”, le propusieron Tere, Maylín y Margarita, un trío de avileñas conocedoras del béisbol. Dany sonrió y siguió en la caravana.

De lograr el derecho a discutir el primer lugar, a ganarlo, va un trecho. Lo cierto es que los Tigres, con su actuación, vuelven a tallar el nombre del equipo en la memoria colectiva. Nueve años después de haber obtenido el último trono, pudieran volver a ser leyendas.

Tomado de Invasor

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