No por gusto coincidió la historia al unir dos fechas un mismo día, por un lado como agua cristalina que brota de manantial, salió un alma pura de las entrañas del bien, del valor, retoño que se hizo gigante para defender los ideales legados por el decoro, por corazones limpios de instinto noble.

Por el otro brotó la planta de la semillas germinada en América, que bajo el sol o la asombra te fortalece, porque afirma sus raíces de tal forma que te hace indestructible. Es entonces que adviertes la presencia que emerge del silencio, esplendor que encandila los traidores, energía que nacida de la Fe en el porvenir, en la justicia, debilita los cobardes.

Antonio Maceo Grajales es inspiración para varias generaciones de cubanos, que como él, no creyeron en sacrificios, ni en limitaciones si de conquistar la autonomía de la nación se trata, es ejemplo de disciplina y habilidad combativa para todos.

La extraordinaria presencia del Che ennoblece el alma de los que, como yo, lo vemos en todas partes, en el saludo de un pionero en la mañana, en el trabajo del obrero, en la labor intelectual, en la vida culta y sana. Siguen naciendo porque es viento, espuma, corazón de combatiente que no para, porque supo prender en la conciencia para derrocar lo infame. Hoy evoco al Mambí y al Guerrillero, sí, al Titán de Bronce y al Hombre Cargado de Heroísmo.

El 14 de junio fusionó la historia el Valor y la Hidalguía para hacerlas leyendas.

Ariel González Guzmán

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