Celebrar 25 años de Televisión Avileña es, inevitablemente, reconocer la huella indeleble de una de sus figuras más esenciales: Nayrobi Terry. Su nombre es sinónimo del periodismo serio, comprometido y profundamente humano que se ha forjado en la provincia, y su ascenso hasta la dirección general es la historia de una vocación que creció, se multiplicó y asumió el mayor de los retos con extraordinaria dedicación.
Su recorrido es un mapa perfecto de la evolución del telecentro. Comenzó en la trinchera más pura del periodismo, en la corresponsalía nacional, formándose no desde las aulas de comunicación —su base en Sociología explica su mirada analítica y social sobre cada hecho—, sino desde el terreno, buscando la noticia, contando las historias de su gente. Ese periodista de campo, que luego llevó la verdad de la solidaridad cubana a Honduras, es la base sólida sobre la que se sustenta toda su labor posterior.
Su incursión en la política como diputada a la Asamblea Nacional enriqueció su perspectiva, dotándola de una visión macro de la nación y sus desafíos, una experiencia que sin duda aporta una capa adicional de profundidad a la dirección estratégica del telecentro. Pero fue su regreso al quehacer informativo, primero al frente del Departamento Informativo y luego en la subdirección y dirección general, donde demostró que su verdadera pasión y su talento estaban en guiar el rumbo de la emisora.
Lo más admirable de Nayrobi no es solo el currículum, sino la esencia que impulsa cada uno de sus logros. Ella misma lo revela: el cariño y reconocimiento del pueblo son su motor. Esa conexión sincera con la audiencia a la que sirve es el termómetro que valida su trabajo diario.
Además, su crecimiento como ser humano ha ido de la mano de su crecimiento profesional, demostrando que el liderazgo efectivo nace de la integridad personal.
Y en el centro de todo, su familia: sus dos hijos maravillosos y, sobre todo, su madre, ese «gran sostén» que representa la base emocional de toda mujer que emprende y triunfa. Es la imagen completa de una vida plena, donde el éxito profesional y el personal no se excluyen, sino que se alimentan mutuamente.
Nayrobi Terry es, por tanto, mucho más que una directora: un ejemplo de que con talento, trabajo duro, humildad y un amor profundo por lo que se hace y por quienes se sirve, se puede construir un legado que trasciende las pantallas y se gana un lugar en el corazón de un pueblo.
Su historia es una de las mejores noticias que TV Avileña ha podido contar.