En realidad, nunca pensó estudiar Relaciones Internacionales. Ser diplomático no es una profesión a la que muchas personas aspiren, si se tiene en cuenta la cantidad de filtros y requisitos que hacen falta para lograrlo. Y él, un muchacho medio tímido, inmerso en las idas y venidas desde su casa en el municipio Ciro Redondo hasta el Instituto Preuniversitario Vocacional de Ciencias Exactas Cándido González, tampoco se tomó la idea demasiado en serio… Hasta un día.

Cuando el secretario docente de la escuela entró a su aula y explicó que ese año había llegado a Ciego de Ávila una plaza para estudiar Relaciones Internacionales, Asniel no lo pensó dos veces. “Esto es lo que estaba buscando”, se dijo.

Al fin aparecía la respuesta a sus dudas sobre qué poner como primera opción en la boleta. En un minuto terminó su indecisión y comenzó el largo camino hacia las aulas del Instituto Superior de Relaciones Internacionales Raúl Roa García (ISRI).

Como aspirante a la carrera, debió presentarse a un proceso de selección y filtrado de candidatos, dividido en tres momentos: primero, una prueba escrita de cultura general integral y un test psicométrico; segundo, una entrevista en la que cada estudiante debía mostrar sus habilidades de expresión oral; y, por último, un exhaustivo escrutinio del comportamiento social del aspirante, en su escuela, su barrio y sus relaciones interpersonales.

De todos los jóvenes que resultaran aptos, una comisión de ingreso escogería a los mejores, y solo estos verían su sueño cumplido. Por suerte, en aquellas planillas de aspecto solemne decía que sí, que Asniel Rolando Rodríguez Paz, de la provincia de Ciego de Ávila, estudiaría en el ISRI; y entonces vinieron la alegría, las expectativas y también una sensación a medio camino entre la ansiedad y la paz interior.

Comenzar una carrera universitaria ―no importa cuál― entraña un enorme reto: mucho más si quizá un día te conviertes en representante del Estado cubano en el exterior. Y si, además, le sumas algunos semestres de estudio virtual debido a la epidemia de COVID-19, el desafío de salir bien en las clases, de aprender y de ser consecuente con el momento en que vives, resulta aún mayor.

Precisamente, la urgencia por estar en el lugar más útil lo llevó a incorporarse como voluntario a las labores de enfrentamiento y contención del coronavirus, en el centro de aislamiento de la Universidad de Ciego de Ávila Máximo Gómez (UNICA), lugar en el que permaneció por tres meses.

“Fueron momentos muy especiales para mí. Duros, llenos de incertidumbre y temor, pero especiales. Me tocó repartir comida, fumigar con cloro las superficies, y limpiar pasillos y cuartos, dentro de la zona roja. Sin duda, fue una de las tareas más difíciles que he debido cumplir en mi vida, pero ahora la recuerdo con un poco de nostalgia.

“No olvido el agradecimiento de aquellas personas ―pacientes sospechosos de portar el virus―, y también el esfuerzo sincero de tantos jóvenes, que dejaron la seguridad de sus casas, para ir a un sitio en el que podían enfermar. Fueron tiempos muy lindos, de compromiso, de miedo, pero también de un amor a prueba de barreras”.

Rememora aquellos meses definitorios, cuando vuelve a la UNICA, tres años después, para participar en Mundávila, el Modelo de Naciones Unidas que organiza la casa de altos estudios avileña. Esta vez, Asniel no trae botas, nasobuco y bata verde: en el evento, que es una simulación de la Asamblea General de la ONU, le corresponde ser el “representante” de la República de Indonesia.

“Antes de este, ya había participado en otros dos modelos: Havmun, de la Universidad de La Habana; y Ágora, el modelo que organizamos en el ISRI. Esta fue mi tercera vez, y qué bueno que haya sido en mi tierra, Ciego de Ávila”.

― ¿Qué le aporta a un estudiante universitario participar en los modelos de Naciones Unidas?

―Estos eventos nos permiten conocer realmente el rol que desempeñan los diferentes actores internacionales en el sistema de relaciones globales. Es un ejercicio que desarrolla capacidades de oratoria y, en especial, deviene una oportunidad idónea para el desarrollo de habilidades de negociación.

“También logra que los jóvenes universitarios aprendan acerca del funcionamiento de la ONU, que si bien no cumple estrictamente con sus objetivos y funciones principales, es un órgano internacional con autoridad, del cual Cuba forma parte”.

― ¿Qué tema de política internacional te apasiona más?

―La política internacional es muy diversa y rica, y está determinada por la conformación y la interacción de las políticas exteriores de los Estados en el sistema internacional. Una de las temáticas que más me atraen es la geopolítica, pues determina gran parte de las dinámicas mundiales actuales, y cobra cada vez una mayor importancia.

― ¿Cuánto aporta (y cuánto más pudiera aportar) la diplomacia cubana en la defensa de los intereses estratégicos del país?

―Es justo comenzar diciendo que ella ha sido, y continúa siendo, una diplomacia de alto nivel. El desenvolvimiento de los funcionarios cubanos en el exterior constituye un pilar para el mantenimiento de nuestros intereses y objetivos estratégicos.

“De igual forma, la diplomacia cubana desempeña una postura de resolución pacífica de los conflictos, como está establecido en la Carta de las Naciones Unidas y en la Resolución 2625 de la Asamblea General de la ONU. Además, sus acciones en el exterior influyen y llegan a todos los sectores de la vida económica del país, que es otro aporte de nuestro personal diplomático al bienestar del pueblo”.

― ¿Qué diplomáticos consideras tus referentes?

―Si tuviera que definir uno solo, ese sería Raúl Roa García, el Canciller de la Dignidad, por su papel como forjador de la diplomacia revolucionaria cubana. También admiro a otros diplomáticos cubanos, como Ricardo Alarcón de Quesada, Abelardo Moreno y Bruno Rodríguez Parrilla.

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― ¿Hay muchos avileños en el Servicio Exterior?

―No tantos. Sé de algunos funcionarios que nacieron en Ciego de Ávila, pero yo no diría que son muchos. Aunque lo verdaderamente importante es que, vengan de la provincia que vengan, representen y defiendan los intereses de la nación.

― ¿Cuáles son los principales retos que deberán afrontar las nuevas generaciones de diplomáticos cubanos, en un mundo en constante cambio?

―Quienes deban laborar en el Servicio Exterior tendrán por delante una pelea bien dura. El escenario internacional será cada vez más hostil hacia nuestro país, como resultado de las maniobras de incitación al odio por parte de Estados Unidos. Presenciaremos, sin duda, un mundo más complejo, signado por la globalización de la información, la divulgación de fakenews y el desarrollo de nuevas formas de guerra no convencional. Todo eso, por supuesto, tendrá un impacto en la arena internacional.

“Las dinámicas actuales muestran el fin del período de transición intersistémica, y el comienzo de un orden internacional con tendencias multipolares, pero esto no necesariamente equivaldrá a menos conflictos y tensiones globales.

“Este fenómeno provocará que las alianzas entre los actores internacionales se vuelvan frágiles e inestables. Y veremos importantes cambios en la correlación de fuerzas, en las asociaciones estratégicas, en las posiciones oficiales…

“Nuestros diplomáticos estarán obligados a mantener una preparación fuerte, constante, para responder eficazmente a las variaciones que se puedan generar en el escenario internacional. Bajo ninguna circunstancia pueden dejarse caer las banderas de la solidaridad y la dignidad, enarboladas durante seis décadas por la diplomacia revolucionaria cubana”.

En un mundo cada vez más interconectado ―donde Gaza, Buenos Aires y Barcelona pueden contarnos sus luces y desgracias al alcance de un click― los lazos de amistad, la cooperación y la urgencia de romper los bloqueos de todo tipo devienen una preocupación de primer orden para los países que, como Cuba, nadan a contracorriente en las lógicas del capitalismo y el imperialismo globales.

Entonces, el anhelo martiano de que Cuba garantice el equilibrio del mundo, se suma a la urgencia de mantener las relaciones de hermandad y respeto mutuo con los pueblos de todo el orbe. Y qué bueno saber que los jóvenes llamados a conseguir estas metas se forman hoy en las aulas universitarias, y sabrán llevar la voz de Cuba, como lo hace Asniel; como lo hacen tantos otros.

Tomado de Invasor

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