En Ciego de Ávila, se atiende a pacientes con úlcera del pie diabético en consultorios y salas de curaciones. Algunos requieren factores de crecimiento, y otros, Heberprot-P. Cada mañana, pacientes de diversos municipios acuden al servicio de Angiología del Hospital Provincial “Dr. Antonio Luaces Iraola”. Llegan con la esperanza puesta en la enfermera y el especialista que convierten la gasa y el bisturí en herramientas de salvación.

Su objetivo es salvar una extremidad y evitar la amputación, una intervención que cambia vidas. En este lugar, el primer escudo de defensa es una evaluación concienzuda: médicos y enfermeras especializados examinan minuciosamente la úlcera, miden su profundidad, buscan signos de infección y evalúan la circulación sanguínea. Se trata de un protocolo que se ha vuelto esencial para una provincia con una alta incidencia de diabetes.

En los últimos años, este procedimiento ha encontrado un aliado tecnológico que marca la diferencia: las terapias avanzadas con Heberprot-P. Este producto de la biotecnología cubana ha representado un cambio de paradigma en la atención avileña. No es magia, sino ciencia aplicada al servicio del paciente.

Mientras el tratamiento actúa de forma continua —sellando la herida y reduciendo el edema—, un equipo multidisciplinario que incluye angiólogos, endocrinólogos y podólogos monitorea el progreso y educa al paciente sobre el cuidado esencial de sus pies. Esta combinación de tecnología y seguimiento humano busca no solo cerrar una úlcera, sino romper el ciclo de recurrencia que tanto angustia a los pacientes diabéticos.

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