Con una victoria de 6-2 ante Pinar del Río en el estadio Capitán San Luis (octavo éxito del lanzador Yunier Batista), los Tigres Avileños concluyeron este domingo su temida gira de 15 juegos consecutivos fuera de casa frente a Granma, Mayabeque y el propio Pinar del Río. Este periplo representó, sin duda, el momento más difícil para Ciego de Ávila en la Serie 64 del béisbol cubano.

La joven tropa avileña sigue soñando: cerró esta etapa con un balance de seis victorias y nueve derrotas.
La cifra no es un mal resultado, considerando la dificultad del calendario, y aunque no lograron ganar ninguna de las tres subseries, los Tigres (24-31) se aferran a la competencia desde el decimotercer escaño de la clasificación.

Ahora, el equipo se prepara para la última parte del torneo. Los dos últimos compromisos serán extremadamente complicados: ganar series contra Industriales y Holguín suena casi a misión imposible. Sin embargo, el deporte ha demostrado que no hay rival pequeño.

El sueño, casi quijotesco, de la clasificación de Ciego de Ávila tiene en sus manos (y en sus bates) la posibilidad de crear un milagro estadístico y deportivo.
En el béisbol, nada está escrito. La presión, una lesión inoportuna, una racha inspiradora de un pitcher novato o un momento de genialidad colectiva pueden cambiarlo todo.

Por eso seguiremos viendo cada juego. Porque en esta recta final, cada entrada es una novela y cada jugada, un nuevo capítulo.
Lo cierto es que les espera un final de temporada de infarto.

Los Tigres retornan a sus predios esta semana para medirse a los Leones de la Capital en el estadio José Ramón Cepero.

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