El 9 de mayo de 1920 Media Luna abrigó a una de sus más preciadas hijas, la flor cuyos pétalos blancos, mostraron los más puros ideales de justicia y de dignidad humana.

Mezcla de miel y de acero y acorazada de cuántos seudónimo creyó pertinente, combatió la injusticia y se vistió de Novia de la Patria como combatiente clandestina.

Era «Norma» o «Aly» no sé, el hecho es que así escaló las montañas para ser imprescindible, pues dirigió la integración de grupos de combatientes que reforzaron la guerrilla inicial en la Sierra Maestra, acopio armas y se incorporó al Ejército Rebelde para fundar con Fidel el pelotón femenino «Mariana Grajales»

Aunque una fecha no es suficiente para recordar a este Artífice de la Libertad, vale evocarla en el contexto actual por su amplísimo legado que no puede ni podrá borrarse por su amor, intransigencia, capacidad de lucha y humanismo.

Su espiritualidad, vocación de rebeldía y justicia, nutrieron su existencia e hicieron de ella un alto símbolo de valor, decir Celia Sánchez Manduley, ese evocar a la mujer cubana de todos los tiempos.

Su partida física el 11 de enero de 1980 no cegó su vida, alumbró el camino de la dignidad y La pureza del Don de la Rebeldía y la incondicionalidad, del amor a la Patria.

Ariel González Guzmán

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