Al transitar por calles principales y avenidas, como por cualquier vía, es penoso ver cuánta basura se acumula en aceras, fachadas de casas o cualquier esquina, en la que perfectamente se acomoda el indeseable contenido.

Y es que el problema no radica solo en el fallido sistema de recogida de los desechos por la Empresa de Servicios Comunales, sino también en el sentido de pertenencia por la limpieza y la responsabilidad, de cada uno de los avileños, en cuidar el medioambiente.

La falta de diésel paraliza en gran medida la rutina productiva de Servicios Comunales, si se tiene en cuenta que de 14 tractores solo se encuentran en plena faena diaria cuatro, con una disponibilidad de 24 camas ampiroles y de cuatro camiones colectores funciona solo Uno. Cifras alarmantes para una situación precaria en el terruño.

Urge tomar medidas radicales, para castigar los comportamientos que dejan el civismo por el suelo. A esta sociedad no la surcará jamás, una idea de progreso verdadero, si le falta el sombrero de la cultura, y el castigo con rigor, a fin de cuentas, una multa mediocre es apenas una palmada en el hombro encorvado de la indisciplina.

Necesitamos imágenes como estas que muestran una urbe limpia, la cual indica prosperidad, orgullo, buen gusto. La limpieza también es el rostro, la carta de presentación de una localidad. Por lo que hay que poner más énfasis en la conservación y pulcritud de un territorio, reconocido por muchos como la ciudad de los portales.

 

Yasel Díaz Drago

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