Junto a otros mandatarios y personalidades internacionales, el Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba y Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, acompañó al Presidente Vladímir Putin en la celebración del desfile por el 79 Aniversario del Día de la Victoria en la Gran Guerra Patria, realizado en la Plaza Roja de esta capital en la mañana de este viernes (hora local).

Al igual que sus colegas, Díaz-Canel llegó cerca de las 10:00 de la mañana a las áreas del Kremlin, donde se reunieron con el anfitrión, el presidente Vladimir Putin, para seguir caminando, todos, hacia la tribuna principal de la Plaza Roja.

Tras el desfile, los jefes de Estado también participaron en la ceremonia de colación de la ofrenda floral ante la Tumba del Soldado Desconocido, para más tarde reunirse en salones dentro del Kremlin.

En su última actividad en la Federación de Rusia, a donde llegó el martes en la tarde para cumplir una apretada agenda, los presidentes de Cuba y Rusia sostuvieron un nuevo encuentro.

En su cuarta visita como Jefe de Estado a la Federación de Rusia, Díaz-Canel también participó en el Consejo Supremo de la Unión Económica Euroasiática, que celebró su décimo aniversario, y en varias actividades para conmemorar el 64 aniversario de restablecimiento de las relaciones oficiales entre Cuba y Rusia, en época de la Unión Soviética.

DÍA DE LA VICTORIA Y DE VERDADES

La parada militar por el Día de la Victoria en la Gran Guerra Patria se fue desarrollando desde temprano de este jueves en grandes y pequeñas ciudades de la Federación, mientras el día levantaba desde el lejano oriente hasta Europa.

Su colofón fue en la Plaza Roja de Moscú, encabezada por el presidente Vladimir Putin, autoridades civiles y militares, y jefes de Estados invitados, entre otras personalidades internacionales.

En el desfile por el 79 aniverario del triunfo en la Gran Guerra Patria, participaron más de 9 000 soldados y oficiales de los diferentes componentes de las fuerzas armadas y se mostró parte de las técnicas militares, desde sistemas áereos, misiles balísticos intercontinentales y de corto alcance, blindados y otros armamentos.

La solemne ceremonia en el centro de la capital rusa inició con campanadas desde el Carrillón del Kremlin, tras lo cual se hizo el llamado a las formaciones militares para el saludo a la bandera nacional y al Estandarte de la Victoria en la Gran Guerra Patria, la icónica bandera roja de la hoz y el martillo levantada el 2 de mayo de 1945 en el Reichstag por los soldados soviéticos Stepán Neustroev, Melitón Kantaria, Mijaíl Yegórov y Alexéi Berest, héroes de la batalla de Berlín.

El pendón patrio y la bandera de la victoria, considerada como sagrada, fueron portadas por oficiales de la Guardia de Honor de las Fuerzas Armadas de la Federación de Rusia, y dieron paso al ministro de Defensa Serguei Shoigú, quien realizó el tradicional pase de revista y saludo a quienes participarían en el desfile, las tropas del distrito militar de Moscú y escuelas militares, las que respondieron con el legendario «hurra».

En la explanada del Kremlin las temperaturas a las 10:00 de la mañana (hora local) rondaban el 0 grado este 9 de mayo, precedido por varios días de lluvia y nieve. Los techos de Moscú se mantuvieron goteando agua hélida, con momentos iluminados por el sol, pero en los que se empeoraba la sensación de frío debido a la brisa fuerte, tal como ocurrió en 1945, en el primer Desfile de la Victoria sobre la Alemania nazi.

Durante su discurso previo al desfile, el presidente Vladimir Putin, Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas de la Federación Rusa, subrayó la importancia de esta fecha y de la parada militar, en momentos en que la verdad sobre la Segunda Guerra Mundial está queriendo ser tergiversada por occidente, que busca, dijo, destruir la memoria de los héroes del pasado y negar el papel fundamental que tuvo la Unión Soviética en la lucha y victoria sobre el fascismo.

Esto, dijo, forma parte de la política occidental, que continúa creando nuevos conflictos en el mundo. Occidente, señaló, quiere olvidar las lecciones de la Segunda Guerra Mundial, pero el destino de la humanidad, expresó, fue decidido en las batallas a lo largo de la Unión Soviética contra el fascismo, en la lucha de sus repúblicas, casi solas.

Tomado de Granma

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