Por años, los rankings universitarios han sido vistos como una brújula que guía a estudiantes, académicos e instituciones. Publicaciones como el QS World University Rankings, Times Higher Education y el Academic Ranking of World Universities (ARWU) se han convertido en referentes clave a la hora de evaluar la calidad de una institución educativa. Pero, ¿qué tan profunda es su influencia?
La Universidad Máximo Gómez Báez de Ciego de Ávila ha alcanzado la impresionante posición 34 en el Ranking de Educación Superior en su edición de 2025, de un total de 422 universidades evaluadas. El Ranking de la Educación Superior basa su análisis en 25 criterios y 177 indicadores de desempeño.
Estos logros reflejan el firme compromiso del estudiantado y de su claustro con la excelencia académica y la innovación, incluido el creciente reconocimiento de esta casa de altos estudios en el panorama educativo tanto nacional como internacional.
Para muchas universidades, figurar entre los primeros puestos es más que una cuestión de prestigio: es una herramienta para atraer estudiantes internacionales, captar financiamiento y reforzar su reputación académica.
No obstante, expertos advierten que esta carrera por el reconocimiento puede derivar en efectos colaterales no deseados. “En algunos casos, se modifican políticas internas para responder a los indicadores de los rankings, más que a las necesidades reales de la comunidad universitaria”, señalan desde asociaciones académicas.
El énfasis en métricas como el número de publicaciones científicas o la proporción de alumnos internacionales, puede relegar aspectos claves como la calidad docente, la inclusión o el compromiso social.
La destacada posición número 34 alcanzada por la Universidad Máximo Gómez Báez de Ciego de Ávila representa un logro significativo y, al mismo tiempo, plantea varios desafíos para la institución.
Es esencial incrementar la producción científica y su impacto, fomentando publicaciones en revistas de alto prestigio, promover proyectos de investigación que aborden problemáticas relevantes a nivel nacional e internacional, así como aumentar la colaboración con universidades y centros de investigación extranjeros, incluido el fortalecimiento continuo de las relaciones con la comunidad y las industrias locales, ya sean estatales o de los nuevos actores económicos.
Téngase en cuenta que en la población de Ciego de Ávila subsiste una brecha entre la participación de hombres y de mujeres en la actividad laboral, a la vez que se precisa utilizar más las potencialidades de la población migrante para el desarrollo socioeconómico del territorio, según conclusiones de la más reciente visita de monitoreo, control y capacitación a la aplicación de la Política de Atención a la Dinámica Demográfica.
A pesar de los retos, los rankings siguen siendo una herramienta poderosa. El debate no es si deben existir, sino cómo deben interpretarse. ¿Son una medida objetiva de la calidad educativa o un espejo deformante que obliga a las universidades a competir en un terreno desigual?
Los rankings de la Educación Superior, sin dudas, fomentan la mejora continua, impulsan la investigación y motivan a las instituciones a optimizar sus procesos, sin perder de vista el necesario enfoque de Población y Desarrollo que demanda la sociedad cubana no sólo en el actual contexto, sino también para su porvenir.
Tomado de Invasor