El 25 de marzo de 1903 nace en La Habana Julio Antonio Mella Mc Partland, fruto de la unión entre el sastre dominicano Nicanor Mella Brea y Cecilia Magdalena Mc Partland. Sus ideas revolucionarias lo llevaron a ser uno de los líderes estudiantiles más importantes de su época.

Julio Antonio Mella visitó en varias oportunidades la ciudad de Ciego de Ávila. Tenía una gran amistad con la familia Cabrera, pues era compañero en la Universidad de la Habana de un hijo también llamado Julio, quien más tarde fungió como abogado y notario. Vivían en aquel entonces en la calle José María Agramonte esquina a Joaquín de Agüero.

El historiador José Martín Suarez explica que varias personas que vivieron la época han afirmado que el famoso sombrero de paño que aparece en una de sus más conocidas fotografías, se lo obsequió su amigo como muestra de afecto y lealtad.

Otro momento significativo en la historia de Ciego de Ávila, fue su visita en 1924, cuando los trabajadores azucareros de esta región realizaban la más potente huelga en la historia de Cuba, dirigida por el líder ferroviario Enrique Varona González, la cual duró tres meses y estuvo a punto de provocar una nueva intervención militar norteamericana en la Isla.

En aquella ocasión participó junto a Varona en una velada artística celebrada en el Teatro Iriondo con el objetivo de recaudar fondos para las familias de los obreros en huelga, entre ambos líderes surgió una sincera y entrañable amistad basada en sus principios e ideales.

Muestra de lo anterior fueron las palabras que escribió Mella al conocer el asesinato del líder en las calles de Morón en 1925, crimen ordenado por el presidente Machado.

«Hermano luchador, ¿quién hubiera podido profetizar tu final trágico? Líder magnífico. Gigante de cuerpo y de pensamiento. Tú estabas hecho para la vanguardia del ejército proletario. Grande como un gladiador, la misma muerte parecía temerte. Tu palabra desordenada —como la lucha en los campos de Cuba—, era palabra de profeta anunciador de una nueva era», expresó.

El pueblo avileño guarda las visitas de Mella y también sus proféticas palabras cuando antes de partir para México dijo: «Somos optimistas, confiamos en la victoria, nuestra juventud y nuestros ideales nos incitan a luchar, y triunfar.»

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